24 de julio de 2009

¿Cenamos en Londres?


Pretzels, esa pequeña maravilla de galleta tostada y salada con forma de lacitos.

Es uno de mis pequeños vicios, ya sea como aperitivo o como amenizador de largas esperas. Por ejemplo, cuando tienes que estar en el aeropuerto un par de horas antes de tu vuelo. Así inicié mi andadura el 22 de Mayo.

Embarqué con mi bolsa de pretzels y mi D60 al hombro para dirigirme a Londres hasta el 25. Un viaje de un fin de semana alargado, aprovechando que el 24 era Bank Holiday en el país británico. Eva estaba en Londres colaborando en un proyecto durante 15 días y mi viaje pretendía ser una sorpresa para ella, emulando al anuncio de Iberia, para cenar en un restaurante londinense. Claro que por las horas que eran, casi de madrugada, esa noche no hubo ni cena en un restaurante londinense ni sorpresa. Tuve que avisar a Eva para que me recogiese en Luton, cargándome del tirón todo el romanticismo de mi viaje.


Al día siguiente, sábado, salimos de casa a las 7 de la mañana, desayunando por el camino para llegar a coger los tickets de nuestra reserva de tren a Brighton en la estación de Victoria. Al llegar a Victoria, nos encontramos con una cola en taquillas pero conseguimos coger los tickets y entrar en el tren in extremis. Antes de pasar a la zona de asientos, el tren ya había comenzado su viaje. Brighton en una hora, o lo que es lo mismo, en un abrir y cerrar de ojos puesto que nos pasamos el viaje durmiendo.


Al llegar a Brighton, una visita por los Lanes, una visita a los casinos, tallarines chinos de aperitivo, unas pizzas para comer, una siesta en la playa de piedras interrumpida por una avioneta que insistía en hacer espectáculo aéreo sobre nuestras cabezas.

Volvimos a Londres por la noche y pensamos el plan para el día siguiente: Quedar con Alberto (antiguo compañero de trabajo), visitar Candem Town, charlar y tomar el aire en Hyde Park.


El día más tranquilo se convirtió en el más cansado de todos. Nos despertamos tarde, desayunamos camino de la estación de metro y nos dirigimos a Candem donde nos encontramos con Alberto. Pateamos Candem mirando puestos, visita obligada a Cyberdog, un indio casi nos regala todas sus mochilas, nos decía que le pusiésemos precio a sus artículos en venta. Comimos y nos tiramos al césped de Hyde Park hasta que a buena hora se me ocurrió pasear. Londres es una ciudad estupenda para hacerlo y nos pusimos en marcha. Bajamos Hyde Park, dirección Albert Hall donde tocaba Clapton durante casi un mes seguido (ojalá lo hubiese sabido antes, para comprar entradas). Y de ahí a el museo de ciencias naturales y Gloucester road.


Al llegar a casa, la noche fue divertida. No diré como pero nunca me termino de acostumbrar a otras camas y siempre tengo algún accidente. En esta ocasión la cama se terminó, caí al suelo en el siguiente orden, cabeza, espalda, piernas. Durante la caída al foso y siguiendo los actos reflejos de Tarzán para evitar graves lesiones, me agarré al nórdico arrastrándolo conmigo en su totalidad, que al finalizar arrastró consigo a Eva. La caída de Eva, fue algo espectacular puesto que se sentó literalmente sobre mi cabeza. Bendita moqueta.

El Lunes teníamos pensado ir a Madame Tussauds. Es un museo que para mi gusto debe ser visita obligada. Es cierto que es de pago (20 librazas por persona, aunque te hacen 2x1 con la travel card, que si vas en metro ya la tienes) y también que son figuras de cera para hacerse fotos con ellas por lo que mucha gente no le ve sentido. Sin embargo, la calidad de las estatuas es impresionante, es el mejor museo de cera del mundo y están detalladas al máximo. Además la visita por el Chamber of Horrors (el pasaje del terror, donde se puede ver la guillotina real que decapitó a Maria Antonietta) y un paseo en cochecito siguiendo la historia de Londres.


Después de dejarnos la tarjeta de memoria en fotos dentro del Madame Tussauds y practicar con las reflex, nos fuimos hacia el Big Ben y al London Eye. Nos tumbamos un segundo en el césped pero.... ese césped tiene algo especial. Nada más sentarte te entran unas ganas inmensas de hacer volteretas, el pino, ... o a intentarlo por lo menos.

El martes recogí mis cosas, Eva se dirigió al trabajo y yo a coger el EasyBus que me llevaría de vuelta a Lutton y posteriormente a Madrid. Y esta es la pequeña historia de lo que iba a ser una cena en Londres.