29 de octubre de 2010

¿Apostamos por tí?


- Nadie tiene fe en mí. - Me dijo.
- Sinceramente, me interesa más que tengas fe en ti misma. Cuando consigas superar tus retos ya se llevarán un chasco los demás.

Esto fue parte de una conversación que tuve hace unos días y si no fuese por quién me lo dijo y porque era una conversación que ya habíamos tenido varias veces, quizás hubiese pasado de largo.

Poco después me comentaron los altibajos que soporta una persona frente a unas oposiciones tipo A. Y si son duras de por sí, ahora que se reducen las plazas a la salud de la crisis, todavía más. ¿Qué es lo que empuja a una persona a luchar por ese reto?

Unos días más tarde otro amigo me dio a entender prácticamente lo mismo, pero esta vez luchando contra su timidez a las mujeres. Si no tiene seguridad en el resultado de sus actos no se arriesga. Tras la fachada de tus acciones se esconde la falta de confianza en ti mismo. ¿Por qué estás seguro de que no debes intentarlo? ¿Estarás seguro de que algún día estarás seguro? ¿Intentas conocer el futuro?


Confianza propia vs Confianza ajena

La confianza de los demás no nace sola. Una persona tiene unas aptitudes y sobre ella construye sus logros. Gracias a esos logros crecen dos tipos de confianza: la propia y la ajena. En cuanto ves que una persona consigue objetivos gracias a su esfuerzo y llega a un punto donde consideras que ha demostrado su valía, te atreves a apostar por ella. Eso te pasa a ti con los demás y a los demás contigo.


Al mismo tiempo que demuestras lo que eres capaz de hacer, te estás demostrando a ti mismo que has podido dejar atrás un objetivo. Apúntalo en la lista, ese es tu palmarés, ya sea correr los 10.000 como superar una varicela o terminar los estudios.

Que la gente tenga confianza en ti es un gran apoyo para continuar tu carrera (de estudios, oposiciones, de amores, deportes,..) pero nunca te olvides de ti mismo, que eres el único que lo puede empezar.

Además, si depositas toda tu confianza en ti mismo, ya hay alguien apostando a que lo consigues.

Objetivos marcados vs Objetivos cumplidos

Josef Ajram, atleta y economista, se preguntó dónde está el límite. Buscándolo ha sido tercero en el ultraman de Canadá en 2009, donde nadó 10 km, pedaleó 418.3 km y corrió 84.3 km (lo equivalente a dos maratones seguidos). Tres pruebas en tres días. También ha participado en una carrera de 23 etapas de 3850 km con 35.000 metros de desnivel positivo acumulado. Como muchas otras personas, asegura que llega un momento que lo que corre no son las piernas, es la cabeza.

¿Y bien? ¿Qué es lo que tiene este hombre en la cabeza para cometer semejantes locuras? Lanzo un órdago y digo: objetivos.

Josef no salió una tarde de su casa y se lanzó a terminar un ultraman. Su palmarés deportivo demuestra que ha ido progresando y participando en diferentes pruebas unas más exigentes que otras y de distintos estilos. Como cualquier persona, se ha marcado objetivos y los ha superado, cada vez da un paso más allá.



Bajo mi punto de vista los objetivos marcados son, al menos, igual de importantes que los objetivos logrados. Señalarte una meta es la chispa que arranca el motor. En cuanto pongas el primer pié delante y te des cuenta de que comenzar no fue tan difícil, irás a por el segundo y ya llevas dos, ¿te atreves a dar el tercero? Muchas veces lo das hasta por inercia.

Esa inercia la viví el martes pasado, cuando, después de hacer mi ruta de bici llegué a casa escuchando un temazo y di una vuelta más a la manzana porque no quería dejar la canción a medias. Puedes considerarlo una tontería, pero solamente por eso hice varios metros más que el día anterior.

El hombre es inquieto por naturaleza y tener objetivos te mantendrá ocupado y en movimiento, evitando que te atrofies tanto físicamente como psicológicamente. ¿Por qué no te comportas como un ser humano?

Los objetivos logrados en el pasado, por su parte, son buenos apoyos en los retos que estás afrontando en el presente. Al menos, yo les debo mi carrera.

Cuando estaba en quinto de carrera, a 3 asignaturas para terminar, estaba realizando prácticas en empresa. Llegados a un punto en que esas asignaturas te las estás estudiando por cuarta vez y no eres capaz de sacar una nota superior a un 4 hace que te replantees varias veces dedicarte a trabajar y dejar los estudios. Valiente pensamiento que me dejó en jaque una semana hasta que me di cuenta de que, de las 40 asignaturas de las que consta mi titulación, había superado 37. 3 vs 37 es motivo suficiente como para pegarte un sopapo a ti mismo y abrir de nuevo los apuntes.

Ahora bien, cuando tienes una meta que alcanzar ¿cómo te preparas?


Preparación para los acontecimientos futuros seguros

Hay objetivos en los que tienes claro cual va a ser el resultado final y las instrucciones para llegar a ello. Para lograrlos, analizas el recorrido y pones tus conocimientos en práctica hasta que llegas.


Es el caso de los estudios. Sabes que al final de una cierta cantidad de asignaturas obtendrás un título que certifica que tienes los conocimientos teóricos necesarios como para resolver ciertos problemas que se te planteen.

Si todo en la vida fuese tan predecible, sería un aburrimiento. Menos mal que no es así. Muchas veces aparece la pregunta ¿Y si...?

¿Cómo te preparas frente a los "y si"?


Preparación para los acontecimientos futuros no seguros

La mayoría de la gente conoce los GPS y habrá vivido la famosa frase: "¿Desea evitar autopistas de peaje?".




Estadística y probabilidades es la solución para estos casos. Encontrar la salida óptima por si surge alguna complicación que te aleja del guión original.

Siguiendo con el ejemplo del GPS, me viene a la cabeza las carreras de F1. Primera vuelta, en la salida colisionan dos coches (los Red Bull, por ejemplo) y aparece el safety car. Para ese piloto que salía último por alguna sanción de la FIA (pongamos Hamilton), es el momento de meterse a boxes ya que no va a perder puestos. Esto no estaba previsto al inicio de carrera, Hamilton no sabía que iba a salir el safety car en la primera vuelta, pero es algo que se sabe que puede pasar, se ha estudiado y se resuelve lo mejor posible.

Pregúntale a Contador: ¿En una carrera de cientos de kilómetros en bici, qué pasa si te entra flato?


Los acontecimientos futuros imprevistos

Otras veces, a mitad de un reto, ocurren cosas para bien o para mal que no se te habían pasado por la cabeza, pero te obligan a actuar para poder seguir adelante.

Hace cuatro años, Juan, un chico de 21 años al que conoceréis más al detalle dentro de unas entradas, jugaba un partido de baloncesto como cualquier fin de semana. Había tenido alguna que otra lesión de rodilla pero no le impedía jugar.

Por un movimiento extraño se fracturó tibia, los dos ligamentos laterales y el cruzado anterior, ingresado en un hospital y directo a quirófano. Tras una operación de chinos, la cosa pintaba mal, posiblemente Juan no volviese a andar sin cojear.

Esto es un ejemplo de que, aunque intentes prepararte para todo, las circunstancias siempre te pueden sorprender sin tener una respuesta.

Frente a estos imprevistos, mucha gente se agobia, se bloquea y por último intenta que las cosas se solucionen solas limitándose a esperar. Al dejarse vencer, se pierde el interés por tus objetivos y abandonas. Juan siguió adelante y su última carrera ha sido el triatlón de Oliva.

Si, es cierto, no puedes estudiar un accidente, pero si que puedes trabajar la improvisación, que va a ser tu forma de reaccionar en estos casos.

Richard Branson, director de Virgin, tenía pensado cuando era niño poner un negocio de árboles de navidad. Invirtió en semillas para plantar los abetos y junto con un amigo plantaron cientos de abetos en una finca.

Lo primero que pensó fue cuales iban a ser sus ganancias una vez que los árboles estuviesen crecidos, pero no tuvo en cuenta la invasión de conejos que asaltaría la finca y se comerían las semillas.

Richard podría haber abandonado su objetivo en ese momento, sin árboles que vender, el negocio habría quebrado. Sin embargo se hizo con una escopeta y se dedicó a cazar los conejos que habían terminado con su inversión. Los vendió y obtuvo ganancias.


¿Cómo improvisar?

Lo más sencillo es desarrollar la imaginación y mantener la mente ágil. Él típico juego con los amigos a decir chistes tontos en cadena o lanzar una pregunta al aire e intentar razonar después por qué tu pregunta tiene sentido aunque los demás no lo vean ayudan aunque parezca una tontería. ¿Quién ganaría si se enfrentase a muerte el caballo de Ralph Lauren contra el cocodrilo de Lacoste?

Personalmente y como expliqué en mi entrada "La importancia de la imaginación", creo que es muy importante fomentar la curiosidad y el juego desde pequeños.

  
Permítete el lujo de dudar y rectificar. Los errores también son aciertos.

La duda es otra opción más en juego. No siempre tienes la oportunidad de responder si sí o si no y hasta que no lo intentas no sabes la solución y si las cosas no van por el camino que pensabas, si ves una alternativa, siempre puedes rectificar y tomarla. 

Mientras sigas adelante, rectifica lo que quieras. Más de un examen se aprobó en el colegio habiendo llenado folios de tip-ex ¿no?



Todas las personas cometen errores, hay que aprender a vivir con ello. Pero un error sigue siendo un acierto en el momento en que te das cuenta de lo que propició y cuales fueron sus causas, te ayudará a decidir de otra manera en el momento en que te tropieces de nuevo contra el mismo obstáculo.