31 de enero de 2017

Fotografía nocturna

Hace unos días retomé este blog indicando una forma de buscar el sitio ideal para realizar fotos nocturnas, dejando para más adelante algunas conclusiones a las que he llegado a base de tirar y tirar fotos.

Bajo mi punto de vista no hay nada mejor para aprender que sacar la cámara y revisar la foto buscando fallos y pensando la forma de corregirlos. Pero antes de profundizar en este tipo de fotografía es recomendable que veamos un pequeño gráfico.




Imaginemos por un momento que queremos fotografiar el objeto que está representado con la línea gruesa negra en la parte superior de la foto. Si utilizamos un teleobjetivo con una focal alta, nuestro objeto ocupará gran parte de la foto que tomamos; este objetivo está representado con las líneas azules.

Si utilizamos un objetivo con una distancia focal menor o gran angular, abarcaremos más por lo que nuestro objeto se verá más pequeño en la foto final. Este objetivo está representado con las líneas rojas.

¿Por qué es importante tener en cuenta algo tan trivial? Imaginemos que nuestro objeto es una pelota que va de lado a lado de esa recta y nosotros sacamos la foto con un segundo de obturación con ambos objetivos. En la foto tomada con el teleobjetivo nuestro objeto saldrá movido a lo largo de casi toda la fotografía, sin embargo con un gran angular el objeto apenas mostrará unos milímetros de movimiento en la fotografía final.

Volveré a este tema un poco más tarde.

La Luna
Si nos ponemos a hablar de que queremos sacar una fotografía en detalle de la luna debemos pararnos a pensar un poco en las características de su luz. Hay que tener claro que la luna no emite luz por si misma, sino que refleja la luz del sol, algo que es conocido por la mayoría de la gente pero que a veces se pasa por alto.



Al igual que hablaba del flash en un post anterior (aquí) lo bueno de la luz reflejada es que proyecta sombras y generan el efecto de profundidad que, en el caso de la luna, permite que seamos capaces de distinguir sus cráteres, mares, montes, etc. Y estos accidentes son los que buscamos plasmar en esta fotografía, por lo que debemos calcular la exposición en base a la iluminación propia de la luna. Si sobrexponemos, la luna quedará como un punto blanco.

Como es obvio es muy importante informarse de las fases lunares; no tiene sentido preparar una sesión para encontrarse con una Luna nueva y, además, conocer los horarios en los que aparecerá la luna o se pondrá. Debido a la curvatura terrestre y su efecto lupa, la luna parecerá más grande en el horizonte que encima de nosotros por lo que esos dos momento serán los mejores. Mención especial a aquellos días en los que se anuncie la aparición de una Superluna, que se corresponde con aquellos momentos en los que la Luna está más cerca de la Tierra.

En cuanto a los objetivos que deberemos utilizar, es evidente que cuanto mayor sea la distancia focal más detalle podremos obtener de la Luna. Por otro lado, como comentaba en el gráfico de arriba, al estar usando un teleobjetivo tendremos que tener en cuenta que la luna se mueve por lo que a la hora de compensar la luz de la luna no podemos reducir mucho la velocidad de obturación ya que rápidamente nos saldrá movida.



Esta foto es un experimento que realicé hace un año. En él mantuve la cámara en la misma posición saqué una foto cada dos minutos, lo justo para dejar que la Luna avanzase casi su propio tamaño. Para esta foto utilicé un teleobjetivo de 600 mm.

Las estrellas
Las estrellas, al contrario que la luna, se trata de fuentes de luz, no de luz reflejada. Esto quiere decir que al irradiar luz no crean sombras sobres sí mismas visibles al ojo humano o a la cámara, por lo que podemos jugar más con el tiempo de exposición y la apertura que en el caso de la Luna.



A grandes rasgos el secreto de una fotografía de estrellas radica en encontrar el sitio adecuado, como os indicaba en la anterior entrada y enfocar al infinito. Ahora bien, nuestro propósito es sacar cuantas más estrellas, por lo que tenemos que intentar hacer una exposición lo más larga posible sin que las estrellas se conviertas en pequeñas rayas.

Por otro lado, para las primeras fotos podemos fijar la apertura al máximo que permita el objetivo, hasta que dentro de un rato os explique el concepto de hiperfocal y escogeremos un enfoque todavía mejor.

En cuanto al ISO, también podemos subirlo, para que capte más luz, sin embargo esto puede llevar a generar ruido en los negros. Si reducís el ruido con programas de edición os estaréis cargando gran parte de las estrellas que habéis captado, por lo que es contraproducente.

Y ya por último, ¿qué distancia focal nos interesa para este tipo de fotos? Pues como no se trata de una foto en detalle como en el caso de la luna, lo ideal es escoger objetivos con menor distancia focal, grandes angulares e incluso ojos de pez. Si volvemos al primer gráfico de esta entrada veréis que los grandes angulares nos permiten hacer exposiciones más largas sin que se note el movimiento de las estrellas, produciendo las molestas rayas. Aquí entra el juego la regla de los 500.

Vamos por orden, lo primero explicar lo que es...

La hiperfocal
En mi primera entrada de fotografía (aquí), en el apartado de la apertura, os hablé de cómo ésta influía en el enfoque. En concreto una apertura mayor (f/1.8, f/2.8...) implica una menor profundidad de campo. Esto significa que si sacamos una foto a tres personas en fila delante de la cámara, con el enfoque fijado en la segunda persona y con una apertura de f/2.8 solo nos saldrá enfocada esta persona, y si utilizamos una apertura f/11 (menos abierto), conseguiremos que las tres personas salgan enfocadas.

Imaginemos que, además de las estrellas, queremos sacar a una persona que está delante de la cámara, a unos cuatro metros de la misma, como es el caso de esta foto:


Si enfocamos al infinito la persona nunca saldrá enfocada. Pero si en vez de enfocar al infinito ajustamos el enfoque a nuestro modelo, con la apertura adecuada lograremos que la profundidad de campo se alargue desde el sujeto hasta el infinito, saliendo tanto la persona como las estrellas enfocadas. Es decir, si bajamos la apertura aumenta la profundidad de campo, y solo queda ajustar esta profundidad de campo para que empiece en nuestro modelo y termine en el infinito.

Algunos objetivos cuentan con una ayuda en el enfoque manual, como mi 50mm. Aquí os muestro lo que sería un enfoque al infinito:



Como veis en el centro del objetivo, la raya vertical se sitúa justo en el símbolo del infinito. Justo por debajo del símbolo del infinito, a ambos lados de la raya, podéis ver unos números (11, 22). Estos números indican la hiperfocal y son los que nos van a ayudar para fijar nuestro nuevo enfoque.

Volviendo al ejemplo de antes, imaginaos que quiero enfocar tanto las estrellas como a mi compañero que está a cuatro metros de mí. En ese caso voy a mover el enfoque para situarlo en esta posición:



¿Qué he hecho? pues simplemente poner el infinito encima del 22 de la izquierda del objetivo. Esto quiere decir que con una apertura f/22, el final de nuestra profundidad de campo se sitúa en el infinito (por lo que las estrellas estarán enfocadas si tiramos a esa apertura). Y además, fijándonos esta vez en el 22 de la derecha del objetivo, ¡sabemos que cualquier objeto que se sitúe entre los 2 metros aproximadamente y el infinito estará enfocado! ¡Además de estrellas podemos añadir más cosas a la fotografía!


Este fue mi primer intento de fotografía nocturna jugando con la hiperfocal. Iluminé a mis amigos con fogonazos con una linterna pero me puse demasiado cerca de ellos para tomar la foto por lo que salieron algo desenfocados. Si os fijáis en el final de las rocas comienza a notarse el enfoque y mucho más si nos fijamos en la arena de la playa.

Nos falta el último concepto de esta entrada, se trata de...

La regla de los 500

Y no os voy a engañar, este concepto lo he aprendido exáctamente hoy. La regla de los 500 viene de buscar una relación entre la distancia focal y el tiempo máximo de exposición para que a las estrellas no les de tiempo a aparecer movidas.

Como siempre, yo suelo aprender a base de tanteo. Sacar la foto, mirar el resultado y modificar buscando lo que realmente quiero sacar. Así con un 24 mm observé que con más de 20 segundos de exposición empezaban a salir estrellas poco definidas.

No volverá a pasar. Siguiendo la regla de los 500, si multiplicamos la distancia focal por el tiempo de exposición no se debe superar el valor 500. Al menos no por mucho.

Esta regla se aplica directamente para las cámaras con sensor de 35 mm (Full Frame). Para aquellas cámaras con sensores menores, o objetivos adaptados para esos sensores (DX, etc), existe un factor de conversión que hay que tener en cuenta. Este factor de conversión es de 1'5 en el caso de Nikon y 1'6 en el caso de Canon.

Como estar haciendo multiplicaciones puede ser aburrido, os pongo una tabla con las distintas focales y su correspondencia en tiempo tanto para Full Frame como para aquellas con factor de conversión.



PD: Existe regla de los 600... pero mejor nos quedamos aquí por ahora.

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