La apuesta más importante por el futuro que cualquier país pueda tener es la educación.
El acceso a la educación y la calidad de la misma debería estar garantizado por el estado y, en pro del potencial de tener unas juventudes con solidos conocimientos, la educación debería ser una de las areas más cuidadas por parte del ejecutivo.
Si bien es cierto que se realizan frecuentemente cambios en las asignaturas, la forma de evaluar y la distribución de los cursos obligatorios, etc, estos cambios no hacen más que reafirmar la falta de efectividad y conocimiento del problema por parte de los que los proponen.
Algunas medidas tomadas por los distintos gobiernos son las siguientes:
- Reducir/aumentar el número de asignaturas suspensas con las que se puede pasar de curso: El problema no reside en variar el filtro, sino en buscar la forma de que no haga falta un filtro.
- Separación de los alumnos con mejor expediente (bachillerato de excelencia): Aumenta el nivel a los alumnos brillantes, pero a la hora de entrar en la universidad los alumnos competirán con los que no cursan bachillerato de excelencia por lo que la nota deja de indicar la calidad de sus conocimientos y los perjudica.
- Ordenadores portátiles a niños de primaria: Los alumnos han de comprender los procedimientos para realizar un análisis, resolver problemas y desarrollar su imaginación y su habilidad para resolver situaciones. El ordenador facilita las tareas una vez conocidos los procedimientos. En primaria es un objeto inútil.
- Aumento de tasas universitarias y penalización económica por repetir: Penaliza a la gente con menores ingresos y a aquellos que, por distintas razones, no pueden realizar la carrera a curso por año. Limita el acceso a la universidad por ingresos en vez de por conocimientos.
Estas y otras medidas con las que juegan los políticos alejan dos conceptos fundamentales que deberían ser inseparables, Educación y Conocimiento, metiendo en medio la palabra dinero.
Si una persona posee el conocimiento necesario para desarrollar un trabajo pero no tiene una acreditación en forma de título que lo confirme, seguirá estando por debajo de aquella persona que posea una acreditación independientemente de que domine dicho conocimiento. Entre estas dos situaciones está, como ya he dicho, el dinero que permite realizar un master, obtener una certificación de software, doctorados, etc...
¿Cómo hemos llegado a esta situación?
Dando unos cuantos pasos atrás, hace mucho tiempo que una persona hubiese cursado una carrera la subía a un nivel de gran prestigio ya que eran pocos los que lo conseguían. Tener un título universitario era casi sinónimo de trabajo asegurado.
Poco a poco, el número de titulados universitarios aumentaba. Los que finalizaban ya no se situaban en la élite, sino que dejó de ser algo excepcional, por lo que se recurrió a unas especializaciones mayores en forma de carísimos cursos que tomaron diferentes nombres como los masters, postdoctorados o certificaciones. Muchos de estos terminaban siendo unos cursos de formación para futuros empleados por lo que garantizaban el empleo una vez finalizado.
Actualmente, obtener un master no te asegura ningún puesto de trabajo. El requisito más demandado hoy en día es tener experiencia en los conocimientos que se señalan como adquiridos, del tipo que sean. Pero aquí llegamos a un interbloqueo ya que sin experiencia no puedes encontrar trabajo y sin trabajo no puedes adquirir experiencia.
Hemos llegado hasta aquí porque intentamos cumplir el lema "Educación para todos" pero nadie concretó lo que significa la palabra todos en esa frase. ¿Todos independientemente de su situación económica? ¿Todos independientemente de su situación social? ¿Todos independientemente de su actividad laboral paralela a sus estudios? ¿Todos independientemente de sus conocimientos previos?
Explicación de "Educación para Todos"
La piedra filosofal entorno a la cual giran los cambios a los que se somete el sistema educativo es la Educación para todos.
Como pilar de un sistema democrático en el que todos los ciudadanos deben tener los mismos derechos independientemente de su condición social, sexo y religión, se ha de permitir el acceso a la educación a todos ellos.
Esto quiere decir que no importa si has nacido en una familia rica o pobre, eres ateo, musulman, cristiano o budista, hombre o mujer, tienes los mismos derechos que los demás a poder estudiar el ciclo completo de formación desde jardín de infancia hasta la universidad, doctorados etc.
Lo que no implica que una persona que desea cursar unos estudios específicos tenga de demostrar que posee suficientes conocimientos para poder acceder a la misma y midiéndose mediante exámenes y medias a final de cada curso o con pruebas como la famosa selectividad.
¿Es correcto obviar los resultados para conseguir que haya más estudiantes cursando el siguiente nivel de estudios? ¿Significa esto falsear la realidad? ¿De qué sirven los resultados si la altura del listón es variable?
No se debe interpretar un suspenso como una penalización o un castigo a un alumno. Acceder a cursos superiores sin superar unos conocimientos base es construir edificios sin cimientos.
Esta es la principal razón por la que el acceso a la educación no debe ser independiente del nivel de conocimiento del alumno.
El explosivo caso de las carreras técnológicas
A finales del siglo XX y principios del XXI comenzó a formarse una gran perspectiva técnológica gracias a la inclusión de la informática y las telecomunicaciones en el trabajo cotidiano de las empresas, lo que aumentaba sustancialmente la velocidad de producción, su cantidad y su calidad.
Se unen a esta revolución, la aparición del marketing y publicidad en Internet y el diseño asistido por ordenador que permitía la creación de grandes y potentes máquinas específicas con aplicaciones en todos los campos, desde agricultura hasta la investigación científica.
Con un crecimiento tan alto, se formó un vacío de personas con formaciones técnológicas en la sociedad que trajo dos consecuencias:
- Gran demanda y sueldos altos para ingenieros superiores, ingenieros técnicos y personas con estudios secundarios técnicos.
- Necesidad de mayor formación de los mismos, por lo que se aumenta el número de plazas (incrementando las universidades que ofrecen estudios técnológicos).
Ante estas dos condiciones, se produce un efecto llamada entre los jóvenes que buscan un futuro con éxito garantizado.
Del éxito garantizado al fracaso universitario
El aumento de plazas consigue que se genere una competencia entre universidades para atraer alumnos que se van repartiendo entre ellas. Puesto que uno de los objetivos de las universidades es que no queden plazas vacías en sus clases, pues esto produciría pérdidas, ante el aumento de oferta, disminuye la nota de corte de acceso a la universidad.
La disminución de nota de corte implica que personas con un nivel de conocimientos que no era considerado suficiente en años anteriores, ahora sí que puedan acceder a cursar los estudios universitarios, o lo que es lo mismos, una nueva bajada del listón, pero esta vez a más alto nivel.
La bajada de la nota de acceso en las universidades tiene como nota positiva que los estudiantes que fueron penalizados en selectividad por asignaturas que no estaban relacionadas con su elección universitaria pudiesen entrar en su ansiada carrera y, posteriormente, destacar en la misma al cursar asignaturas concretas en las que estaban realmente interesados.
Pero por otro lado también estaba permitiendo entrar a los estudiantes que, por distintos motivos, no estaban interesados en el contenido de la carrera, sino en el título en sí. Además aquel sistema de créditos no exigía superar excesivos créditos anuales para evitar una expulsión de la carrera, por lo que, con un poco de esfuerzo inicial, el estudiante desmotivado obtendría tarde o temprano su "diploma de listo".
Por si esto fuera poco, la demanda era tan agresiva inicialmente que muchos estudiantes eran contratados antes de obtener el título por lo que, con un puesto de trabajo asegurado, no vieron la necesidad de terminar la carrera.
Aquel boom tecnológico duro varios años y poco a poco se fue apagando, influido entre otras cosas por las crisis económicas y el aumento de competencia entre personas cualificadas, por lo que la demanda bajó, comenzó a haber paro también en este área y aquel trabajo garantizado que prometían al inicio de la universidad dejó de serlo.
Para aquellas personas que habían accedido a la universidad con el fin de lograr un título que les consiguiese un trabajo seguro, se les cerraban las puertas. Volver a motivarse para sacar adelante unas materias por las que no te sientes atraido y sin unos conocimientos suficientes iniciales como para afrontar las asignaturas con el fin de obtener un certificado que apenas conserva el valor que tuvo antes... ¿Cuál es el interés en finalizar la carrera ahora? Entiendo que muchos estudiantes no encuentren ninguno y les lleve a abandonar la universidad, lo que se llama fracaso universitario.
Para evitar el fracaso, el gobierno lanza una medida: Aumentar el precio de la matrícula conforme se suspenden convocatorias.
En el momento en que un estudiante no motivado vea que no merece la pena pagar tanto por sus estudios, abandonará la carrera, por lo que el nivel de fracaso será el mismo, solo que se manifestará más temprano. Bajo este punto de vista, la eficacia de la medida es nula.
Por otro lado, a aquellas personas con ingresos limitados no se les permite suspender, porque no podrían hacer frente a una matrícula más cara. Los suspensos se transforman en nuevos abandonos, y estos se suman a los anteriores, aumentando el fracaso.
En conclusión, se intenta luchar contra el fracaso universitario con medidas que lo incrementan.
(imagen de cutesense.com)
Su hermano el fracaso escolar y la educación en valores
En las escuelas, mareadas con tantos cambios en los planes educativos en los que añaden y quitan asignaturas, se establecen nuevos criterios de calificación y se agrupa o desagrupa a los alumnos a voluntad, se da un caso parecido llamado el fracaso escolar.
El fracaso escolar se persigue desde hace más tiempo que el universitario dado que, desde el principio, muchos alumnos tenían que abandonar sus estudios para trabajar y aportar capital a sus familias para sobrevivir.
Actualmente el fracaso escolar producido por este motivo se ha visto muy reducido, pero las cifras de abandono escolar no disminuyen tanto. ¿La razón? la falta de motivación y compromiso por parte de los alumnos.
La situación en el país permitía llevar a cabo un sistema educativo mucho más personal y se fueron reduciendo los grupos de las clases y se incluyeron clases de apoyo para aquellos que necesitaban un extra para aprender determinadas materias. Esto permitía que nuestros jóvenes aprendiesen más y más rápido.
Pero aquello tuvo su cara opuesta. Las facilidades pensadas para aumentar el rendimiento de los alumnos hicieron que apareciese la comodidad. En la duración de un curso, los alumnos pueden seguir esforzarse como antes y aprender más (objetivo inicial) o esforzarse menos en aprender lo mismo ("meta" alcanzada).
Por otro lado, los alumnos son conscientes de que no ahn de superar todas las asignaturas para pasar de curso e incluso que no pueden repetir un número determinado de veces y que a partir de entonces pasarán de curso por imperativo legal. ¿Es necesario esforzarse al máximo con tantas facilidades? Si a esto sumamos un futuro tan incierto para las personas con estudios, no hay prisa ninguna en finalizar.
Para intentar motivar al alumnado se realizó un cambio en la prueba de acceso a la universidad. El alumno tenía la opción de estudiar más, si quería, para obtener mayor puntuación y acceder a la carrera que quisiese si no le llegaba la nota. La selectividad pasó de calificarse sobre 10 puntos totales a 10+4 opcionales.
Al haber aumentado la competencia entre alumnos dió la impresión de que las carreras volvían a exigir la calificación mínima que les correspondía pasando de un 5 a un 7. Pero si lo pensamos bien, no hay mucha diferencia entre entrar en una carrera con un 5 sobre 10 y entrar con un 7 sobre 14.
En este punto juega un factor muy importante la educación en valores como la responsabilidad.
Este tipo de educación no estaba reflejada en ninguna asignatura, por la que el alumno se formaba en ella gracias a su entorno, principalmente el familiar.
Sin embargo, con el paso de los años, la educación familiar se ha visto reducida enormemente. Los padres trabajan ambos, realizan malabares para poder encajar sus horarios con los escolares y muchas veces es imposible por lo que los hijos no pasan apenas tiempo con sus padres. Esto conduce a una falta de atención de los padres hacia los hijos entre semana y una sobreatención de los hijos los fines de semana que puede provocar la sobreprotección además de una falta de educación en temas tan importantes como el respeto, la conviviencia o la responsabilidad.
La culpa de esta carencia de educación se vuelca erróneamente sobre los profesores. Las situaciones en las que un alumno llegaba a casa después de un castigo y la madre le respondía con un "Algo habrás hecho" se han cambiado por "La culpa es del profesor".
Para hacer frente a la falta de este tipo de educación se creó una nueva asignatura obligatoria: Educación para la ciudadanía.
Al alumno se le impartía unas bases de comportamiento en primaria y secundaria. Personalmente creo que la intención es buena pero escasa ya que esta asignatura se cursa durante 4 horas semanales, frente a las aproximadamente 50 horas semanales que antiguamente el chico pasaba con sus padres. Además, esta asignatura se imparte a partir de primaria, donde los alumnos tienen entre 5 y 6 años y ya tienen unos patrones de comportamiento solidamente adquiridos.
¿Cuál es la solución?
Llegados a este punto concluimos que la educación no puede seguir solucionándose con parches como se lleva haciendo hasta ahora, sino que necesita un estudio detallado en su totalidad para analizar los puntos clave del problema y solucionarlos de raíz y con consecuencias a largo plazo pero definitivos.
Bajo mi punto de vista, la primera medida a tomar para mejorar la educación debería venir por parte del ministerio de trabajo, que impulsase una forma de vida laboral más flexible, compatible con la vida familiar. Gracias a esta medida podríamos mejorar tanto la educación de comportamiento del niño a cargo de los padres como la comunicación entre padres y profesores que también se ha visto enormemente reducida.
Como segunda medida, por parte del ministerio de educación, se deberían revisar los temarios y los métodos de educación. Eliminar la mecanización de las mismas para huir de la monotonía y potenciar la imaginación del alumno consiguiendo con esto una mayor motivación y como consecuencia, la mejora de las calificaciones.
Como tercera medida, a nivel universitario, otra modificación por la cual en el acceso a la universidad sea prioritario el nivel de conocimientos frente a la necesidad de llenar las aulas o el poder adquisitivo de los alumnos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario