26 de noviembre de 2008

Aquella época sin móvil (I)

Tras varias semanas hasta arriba de trabajo y pasándomelo demasiado bien como para poder resumirlo en una entrada de este blog, vuelvo a sacar un ratillo para escribir.

Yo ya pertenezco a la generación del móvil, indispensable para casi todo. Nadie se despega del suyo (yo el primero, claro), lo llevamos a todas partes por si nos necesitan. Puedes saber si viene el bus, puedes ganar millones (dejándote millones en mensajes, obviamente), se convierte en tu agenda, en tu reloj y sobre todo, en tu tarjeta de contacto.

Cada vez que conoces a alguien tienes dos opciones: o terminas dándole el número de tu móvil o le preguntas su messenger. Y en un derroche de originalidad y alarde de simpatía te atreves a decir, superando todas tus vergüenzas una frase de cosecha propia: ¿tienes Tuenti?

¡Soso/a!

Hace años no había ni messenger ni movil. Para ligar se necesitaba algo más y era más entretenido. Estas escenas nunca las viví, así que me voy a tirar un farol y me las voy a inventar. Si alguien quiere corregirme, adelante.

Ambientemos esto un poquito con un clásico de Frankie Valli, eso si, cantado por Muse:





Situación sin movil nº1

Estás en un local con tus amigos y te fijas en una chica. Para llamar su atención la miras cada 20 segundos buscando que ella se de cuenta y te mire. Tras conseguirlo vas a la barra al mismo tiempo que va ella y te pones a su lado, rompes el hielo e intentas hacer un comentario simpático para ver como reacciona y ella te sigue el juego. La conversación dura hasta que te traen la copa, momento en el que te "despides" y cada uno vuelve a su grupo.

Suena un temazo, vas saltando hacia la pista, te cruzas con ella y la arrastras, comenzais a bailar y a hacer el tonto intentando imitar a James Brown. No os sale, pero da igual, os divertís que es lo que cuenta.




¿Y ahora? Son las 11 y te queda toda la noche para currártelo y conseguir quedar con ella más adelante, porque mañana no puede ser, que ya tiene planes (es mentira, pero tiene planes).

Si esto ocurre hoy en día, serían las 4 de la mañana, los dos estaríais para el arrastre, tu le pedirías el móvil y/o el messenger, le preguntarías si tiene tuenti y ya hablaríais en casa.

Sin embargo, antes o te la jugabas o perdías. Quedabas en verla el siguiente viernes en el mismo sitio, forzando a tus colegas a volver a ese garito. Viernes tras viernes yendo al mismo sitio sin verla.. tus amigos te van abandonando hasta que solo queda uno contigo, y al final aparece. Esta vez no te quedas sin su teléfono de casa, ni ella sin el tuyo.


Tu amigo Lumière (el sujeta velas para los que no son de disney) se cansa de esa situación. La historia termina por esa noche y continuará en cuanto te atrevas a llamar a su casa, pero eso será en otra entrada del blog.