23 de octubre de 2014

Errores de novato que cometí "demasiado tarde"


Soy de los que piensan que los errores nunca se cometen demasiado tarde, sino demasiado pronto. Es posible que hayas arruinado una tabla por un error de novato, pero el shaping, como todos los trabajos artesanales, son procesos que requieren aprendizaje y práctica, y no hay mejor método para ello que tropezar y aprender a levantarse.

Como consejo personal diré que, tras cometer un error, hay que centrarse en dos puntos principales. La solución una vez se haya causado el daño y analizar las causas para no volverlas a repetir más adelante. Centrarse en justificaciones o excusas no aporta nada, ya que no puedes retroceder en el tiempo para evitarlo.

Una buena práctica, por si la memoria nos falla, es tener a mano una pequeña lista con pasos a comprobar antes de seguir ya sea en una agenda para los clásicos o una pequeña hoja de cálculo para aquellos que no podáis soltar el móvil o tengáis el ordenador a mano siempre.

Después de varias tablas construidas en el taller de los CBS, preparé mi pequeño taller para poder experimentar por mi cuenta. Era la primera vez que compraba un foam sin preshape y el proceso de fabricación fue algo diferente al que estaba acostumbrado. Me sentí como si hubiese empezado de cero, ya que cometí errores muy básicos y a la vez muy importantes.

En esta entrada del blog describiré tropiezos que he tenido durante algunos shapes y otros que considero fáciles de cometer.



Disposición de Taller
Si os fijáis en las habitaciones donde se fabrican tablas, en concreto la fase de shape, no suelen ser muy grandes. En el centro están los caballetes con su característica forma de "U" y en los laterales dos tubos a media altura con un estante cada uno sobre ellos donde están todas las herramientas.

Trata por todos los medios ser ordenado. Puedes tirarte varios minutos buscando un lápiz si no haces caso a tu madre y lo dejas "en su sitio".

La luz de tu local es muy importante. Yo empecé a shapear mi tabla con una bombilla colgada de un casquillo en el centro del garaje y, como no, fue un error. Quieras o no, dentro de tu local no vas a poder disfrutar de luz natural como te gustaría y muchas veces trabajarás a puerta cerrada o de noche, por lo que tener un solo foco de luz significa que estarás haciéndote sombra todo el rato sobre tu trabajo. Para ello se necesitan dos focos de luz separados. Lo ideal es colocarlos a ras de tabla, ya que nos ayudará a ver irregularidades.

El caballete es el mueble principal del taller. Si trabajas solo puedes hacer un caballete para todo el proceso (shape y laminado), aunque si tienes la oportunidad te recomiendo tener un por fase. El de shape es un caballete mas bajo y con "U". Al ser mas bajo nos resultará más cómodo lijar el foam, sobre todo los cantos, y las "U" permitirán trabajar con la tabla en vertical. Protege bien los apoyos con gomaespuma para evitar golpes en el foam con elementos duros.

El caballete de glaseado es más alto y no tiene brazos en "U" sino en pequeñas "T". Al laminar se ha de ir recogiendo la resina sobrante, por lo que es más cómodo realizar esta tarea con la tabla a la altura del pecho, para no tener que agacharnos. Por otro lado, la tabla siempre estará horizontal en esta fase así que no necesitamos el hueco de la U, pudiendo apoyar la tabla sobre más superficie, y la fibra va a rodear los cantos, por lo que los brazos de la T tienen que ser cortos para no estorbar.

Herramientas
Para fabricar tablas de surf es importante contar con buenas herramientas tanto comerciales (lijas, cepillos,...) como artesanales. Busca vídeos de grandes shapers por internet y te darás cuenta de la diferencia de herramientas entre unos y otros.

Ese fue mi primer error, tenía muchas ganas de sacar mi tabla adelante con aquel diseño tan perfecto que había creado en el ordenador y corregido a mano, tantas que ni siquiera me paré a pensar en herramientas artesanales.

Los calibres (caliper) para medir el grosor de la tabla que venden por unos 100€ lo sustituí por dos varillas y un calibre de ingeniero. Mala idea ya que las varillas no se sostenían horizontales, por lo cual mis medidas era extremadamente inexactas. Esta herramienta para mí es indispensable y muy fácil de fabricar. Comprando maderas me fabriqué uno gastando apenas 4€.

Una escuadra a la cual poder incorporar un lápiz para trazar lineas paralelas al borde. Otra herramienta que no utilicé en mi primera tabla ya que vi a Ben Aipa trazando líneas a mano y pensé que yo podría hacer lo mismo. Ahora tengo una escuadra de madera en mi estantería para poder trazar paralelas a varias distancias del borde.


Patrones o plantillas (templates) para trazar el outline de tu tabla. Mi forma de pensar hasta aquel momento era dar con una tabla perfecta y sacar el patrón una vez encontrada, para poder replicarla más adelante. Actualmente ya no pienso así, por el trabajo que me dio definir la cola sobre el foam tal y como la había diseñado. Había apuntado la anchura de la tabla por cada pulgada de longitud, pero la cola al ser curva necesitaba una aproximación mucho mayor. ¿Por qué seguir con la idea de sacar plantilas a partir de tablas cuando hay programas como BoardCad que te permiten imprimir el template en un pdf? He comprado una plancha de madera lo suficientemente grande como para sacar 9 patrones diferentes y con la madera sobrante hacer...


... Quillas de taller. Para colocar los tapones usé siempre mis quillas, aseguradas con cinta de carrocero mientras se secaba la resina. La quilla no está diseñada para colocar tapones, así que lo mejor es sacar una replica de la quilla adaptada al taller. Con ángulos rectos donde repose mejor la cinta de carrocero y, ya que las vas a fabricar, un ángulo de 3º y 5º con respecto a la vertical para darle la inclinación correcta sin tener que medir en cada tapón.

Materiales
Cuanto más descriptivo seas a la hora de encargar tus materiales, mucho mejor, no vaya a ser que por no ser específico compres productos confundidos, por ejemplo...

... La resina. La gran sorpresa de mi última tabla la dio la resina, ya que pensaba que había comprado resina UV (de secado solar) y no, la compré normal. Así que laminé muy contento y dejé secar al sol. La tabla no secaba obviamente y busqué la factura de resina. En ningún lado había especificado de secado solar a la hora de pedirla por lo que la resina que había aplicado necesitaba la acción de un catalizador. Se lo apliqué por encima (lo menos malo) y dejé secar la tabla más de 24 horas. Y sí, al exponer la tabla al sol el foam amarillea.

Por cierto, ¿os cuesta encontrar cintas métricas con medición en pulgadas? Daos un paseo por IKEA, las cintas métricas de papel que regalan son perfectas para medir y tomar notas en la propia cinta, e incluso podéis usarlas para ponerlas en vuestras herramientas.

Procedimientos
Concéntrate a la hora de fabricar una tabla, pon la máxima atención en lo que estás haciendo y evita que te distraigan, también trata de moverte tú antes que mover la tabla y no pasees de espalda a la tabla nunca, para evitar engancharte en ella, pues el foam es un material extremadamente frágil.

Trabajar por zonas es lo más aconsejable. Márcate un orden, primero bottom, luego deck, punta, cola y finalmente cantos. La razón por la que es bueno trabajar así es para mover el blank de foam lo menos posible. Ten en cuenta que es una pieza que puedes lijar con la palma de la mano, por lo que cualquier toque, por mínimo que sea, dejará una huella que tendrás que reparar. Trata de girar la tabla tomando como eje el alma o stringer, evita ponerla en posición vertical si no es necesario y mantén la punta siempre en el mismo brazo del caballete. Con una buena iluminación no necesitarás cambiarla de posición más de 4 veces.

Ten resina preparada aparte sin catalizador por si necesitas más. Cuando no tienes cogida la medida de la resina que vas a gastar a la hora de laminar, lo mejor es tener aparte un vaso con más preparado para mezclar rápidamente con un poco de catalizador y seguir laminando. En cuanto el catalizador entra en contacto con la resina empieza a actuar, por lo que si te has quedado corto de mezcla y tardas en preparar una nueva, media tabla estará comenzando a endurecerse antes de finalizar el proceso y hay más probabilidades de provocar pompas y que se despeguen los cantos.

A la hora de mezclar la resina con el catalizador para el laminado, respeta las proporciones y remueve bien. Si hay exceso de catalizador, la resina empezará a secar muy pronto, antes de terminar el proceso, por lo que puedes provocar problemas como los descritos en el párrafo anterior. Además el catalizador ha de estar distribuido por toda la resina. Si no se remueve bien, las zonas de la resina donde no se ha mezclado con el catalizador quedarán líquidas y tardarán en secar mientras que otras se endurecerán antes de tiempo.

El orden en las mezclas es importante. Mezcla primero los microbalones con la resina y cuando vayas a aplicar añádele el catalizador. Si echas el catalizador antes que los microbalones, empezará a reaccionar con la resina y cada vez será más difícil remover. Si esperas mucho tiempo tras remover la resina con los microbalones, la resina bajará al fondo del recipiente y los microbalones subirán, separándose.

Ten mucho cuidado con la reacción entre resina y catalizador, es una reacción exotérmica, es decir, que desprende energía en forma de calor. En alguna ocasión se han derretido los recipientes que contenían la resina e incluso en una mezcla con microbalones, llegaron a quemar los polvos dejándolos con un tono oscuro.

Me dejo muchos errores en el tintero que volveré a cometer, incluso repetiré alguno de los que he comentado, pero es parte de la magia que tiene trabajar con las manos. Nunca dejéis de fallar, porque fallando se aprende.

2 de julio de 2014

Lecciones de La Habana

Son ya más de treinta años paseándome por este mundo poniendo un pié delante del otro y mirando lo que me rodea, viviendo historias, creándolas y algunas olvidándolas pero sobretodo recogiendo información de lo que pasa a mi alrededor e intentando quedarme con la mayor cantidad de conocimientos posibles.

Hace ya nueve años que aterrizamos un grupo de cuarenta universitarios en el aeropuerto José Martí de La Habana, en torno a las diez de la noche. Recogimos las maletas y nos dirigimos hacia el autobús que habíamos contratado para llegar hasta el hotel, delante del malecón.


Llegamos sobre las 12 de la noche y, tras dejar los equipajes en las habitaciones, bajamos unos pocos en busca de algún sitio para cenar, por lo que preguntamos a unos chicos cubanos que esperaban en la puerta del hotel a turistas para guiarles por La Habana de noche a cambio de unas monedas.

Tras pensar que a esas horas en pocos sitios podríamos cenar, a uno de ellos se le ocurrió que podía llevarnos callejeando a la casa de otro amigo suyo que hacía pizzas todas las noches, pero estas pizzas sólo las hacía para la gente del barrio. Aún así decidimos probar, por lo que nos dirigió hacia allá.

Las calles eran oscuras, apenas un farol cada dos manzanas dejaba ver un poco del asfalto y en alguna esquina, en solitario, aparecía algún paisano que miraba fijamente a nuestro grupo. "Van conmigo" - repetía nuestro guía, y estos saludaban con la mano y apartaban la mirada.

Llegamos a una ventana a pie de calle, donde nuestro guía se detuvo y le preguntó si podría hacernos unas pizzas y el precio. Tras negociar nos lo comunicó: "Son pizzas de queso, solo queso y masa. El precio sería un peso convertible*". Obviamente accedimos.

Esperamos sentados en la acera y cuando las recibimos las pagamos, un peso convertible por cada una de ellas, como habíamos entendido, sin embargo a lo que se referían era a un peso convertible por todas ellas. Nos negamos en rotundo y les pagamos un peso convertible por cada una tal y como habíamos decidido y aquel grupo de amigos cubanos nos invitó a entrar en una de las casas para no cenar en la calle.

Aceptamos la invitación, sentados en tres sofás con varias décadas de vida encendieron una radio mientras se ponían a bailar entre ellos y minutos mas tarde una chica bajó por las escaleras de la casa invitándonos a subir arriba con ella si a alguno nos apetecía.


 Tras terminar las pizzas nos despedimos de ellos y nuestro guía nos acompañó de nuevo hasta la puerta del hotel. Mantuvimos contacto con ellos durante toda nuestra estancia en La Habana, bebiendo ron en el malecón la última noche e intercambiando opiniones, en su mayoría políticas, sobre España y La Habana.

Esta es únicamente una de las muchas aventuras que nos ocurrieron en un viaje de tres días de duración a la Habana y cuatro días en Varadero, el estándar de viaje de fin de carrera. Sin embargo, a mis 21 años me llevé de ese viaje más que un recuerdo, una lección, que provocó que cambiase de manera radical la forma de ver a las personas, entender la vida como una recopilación de anécdotas, a dejar de considerar los objetivos como inalcanzables y la necesidad de seguir conociendo con el paso del tiempo el porqué de algunos comportamientos humanos.

*En Cuba se manejan dos monedas oficiales, los pesos cubanos y los pesos convertibles. Los pesos cubanos son la moneda que utilizan los cubanos y los pesos convertibles son monedas creadas para el turismo que guardan la paridad con el dólar. En 2005 un peso convertible equivalía a 25 pesos cubanos. En 2013 se ha anunciado la unificación de la moneda.

20 de enero de 2014

Soy un trabajador de la vieja escuela, caballero

Tal y como dije en mi última sesión de terapia: "Soy un trabajador de la vieja escuela, caballero".
Quizás me dejé llevar por la comodidad de aquél elegante sofá rojizo, con su correspondiente cojín a juego en uno de los extremos sobre el que, contra toda norma de educación y protocolo, me permití apoyar la cabeza.

 - Buenos días, ¿qué tal esta semana? - Saludó mi psicólogo.
- Desde hace aproximadamente un minuto ha experimentado una cuantiosa mejoría, aunque tengo alguna pregunta que hacerle desde la última sesión, ¿puedo?
- Por favor, adelante.
- Este sofá... dígame, este sofá, ¿donde lo adquirió?, ¿es de pluma? es excepcionalmente cómodo.
- Desconozco su origen en concreto, encargué la elección de un sofá cómodo dentro de un presupuesto limitado, claro está, que facilitase la relajación de mis pacientes, indispensable para un buen diagnóstico y seguimiento. ¿Ha notado algún cambio con lo que respecta a su comportamiento en esta última semana?
- Mírelo, aquí lo indica, IKEA. Un buen sofá siempre lleva una etiqueta en reconocimiento de su fabricante. I.K.E.A., posiblemente iniciales de algún nombre, vaya usted a saber, pero lo cierto es que no existen muchos apellidos que comiencen por K en este país, ¿verdad? Más bien apostaría por algo centro europeo, Alemania, tal vez Austria...
- Suecia
- Lamento decirle que Suecia actualmente no se encuentra en el centro de Europa, sino en el norte del continente y jamás se movió de allí.
- No, quiero decir que IKEA es una empresa sueca, bastante reconocida.
- Entiendo. Reconocida ha de ser; tal perfección sólo se logra con una amplia experiencia en el manejo de la madera, la pluma y la tela. Un buen diseño y un montaje no nacen de un día para otro. Esta calidad se paga.
- No lo discuto, aunque difiero en su opinión acerca de la construcción de dicho mueble.
- Créame, sé reconocer un asiento de calidad y este es uno de ellos.
- Dicho esto, hablemos de su última semana, las novedades desde la última sesión.
- ¡Se lo compro! ¿Cuánto pide por él?
- ¿Cómo?
- Le preparo una oferta, dígame un precio inicial.
- Oh, por favor, no se preocupe, estos muebles se fabrican en serie, hay cientos de sofás iguales a este. Le puedo facilitar la dirección del almacén IKEA más cercano a su casa.
- Entre usted y yo, pese al exceso de publicidad con la que se taladra al ciudadano a diario, sigue habiendo gente que no se deja engañar. No se hacen dos sofás iguales, de la misma forma que no se hacen dos Stradivarius idénticos. Usted ya tiene una edad, similar a la mía observando sus canas, y podría afirmar pertenece al mismo grupo de gente que yo.
- ¿A qué se refiere concretamente?
- Soy un trabajador de la vieja escuela, caballero, al igual que usted. Nos importa un trabajo bien hecho, nos fijamos en los detalles y nos volcamos en obtener un resultado excelente y único. ¿No es usted de éstos?
- Sí, claro.
- Entonces dígame, ¿por cuánto estima usted que podría vender este sofá?

Allí se quedó el sofá, en mitad de la consulta. Se me heló la sangre cuando estimó su precio original en unos pocos cientos de euros e hice muestra de mi carácter reaccionando ante lo que consideré, descaradamente, una falta de respeto hacia un fabricante con reputación y fama internacional. Como entenderéis, no he vuelto a pisar la consulta de este señor; si subestima de esta manera a personas de fama mundial es evidente que hace lo mismo con sus pacientes.

Llevo ya unas semanas ejercitándome mentalmente por mi cuenta para combatir aquel estancamiento del recién jubilado que me obligó a consultar a numerosos especialistas (y rechazarlos a todos). Para ello leo diariamente los tres periódicos principales de las distintas tendencias políticas, resuelvo metódicamente los pasatiempos que se publican en los mismos: a las once de la mañana, durante el café, las sopas de letras. Tras la comida, las palabras cruzadas. Y por último, durante mi merienda, los sudokus.

Además de la práctica de lectura diaria y los pasatiempos, completo mi tiempo con diversas series, normalmente de suspense, que elegía por el método de elección tan famoso por antiguo como por aleatorio: ensayo y error.

En este aspecto, he de reconocer que no siempre acierto con lo que escojo, como fue el caso de la serie Superagente 86. La carátula del pack de vídeos mostraba a un señor vestido de traje sosteniendo una pistola con una expresión a medio camino entre la seriedad y la sorpresa, que bien podría pertenecer a un fotograma de las famosas historias de Ian Fleming. Nada mas lejos de la realidad. Hombre de métodos, aquello que empiezo lo acabo, por lo que tuve que enfrentarme a una sucesión de 135 episodios, 5 temporadas de pura comedia sin apenas pinceladas de mi ansiado suspense.

Decepcionado pero sonriente a partir de entonces busqué productos que se adaptasen a mis gustos basados en grandes plumas como Sir Arthur Conan Doyle. Fue cuando encontré la adaptación Sherlock de la BBC.


Más que satisfecho con la misma, mis sentidos se agudizaron siguiendo los mismos patrones que sigue Benedic Cumberbatch*. Me daba cuenta poco a poco que cada vez que leía el periódico, mi visión practicaba una especie de zoom hacia la gramática utilizada que me daba información sobre la actitud del redactor, su estado de ánimo e incluso su país de origen.

Como todas las tardes, me senté en la cafetería de mi barrio a tomar un Earl Grey con leche. "A 90 grados, como siempre" - le recordé al camarero, que asintió con una ligera sonrisa lateral.Y desplegué mi periódico para completar el sudoku.

Algo en los tres últimos días estaba fallando, esos sudokus no eran correctos. Por algún motivo que se me escapaba siempre había alguna línea en la que se repetía un número. Empecé a pensar que esto era una señal. "Quien diseña estos pasatiempos está intentando llamar la atención, pero, ¿por qué?". Y lo que es más raro aún, no reconoce los errores en la fe de erratas, es una señal que pasa casi desapercibida.

- Eso es un cinco, no un dos. - Me informó el camarero mientras me servía el té.
- ¿Perdón?
- El número de esa casilla, es un cinco, no un dos. Se ha equivocado.
- Oh, vaya, a ver...
- Ya hay un cinco en ese cuadrado, por lo tanto solo le queda una opción.
- Tienes razón.
- Lo siento, le he fastidiado el entretenimiento.
- No no, en absoluto, no te preocupes. - respondí con ironía.

El café seguía a 90 grados y se me había agotado la fuente de diversión, por lo que miré alrededor. Cuatro mesas más ocupadas y una pareja que recogía para marcharse. "No van a tener una buena tarde"- pensé. "Está claro, unas caras bastante serias, y además no han dejado apenas propina. Unas monedas de cobre a juzgar por el sonido contra el mármol de la mesa.

Al lado un joven, de alrededor de los 30 años, escribiendo notas en un cuadernillo de estos.. ¿como se llaman? Moleskite o molesnike o algo así. Rubio y de piel clara, algo poco común en Madrid. Será extranjero, quizás sueco, como el sofá aunque todavía no lo puedo confirmar. ¿Y para qué confirmarlo? no es tan interesante de donde es, se reconoce bastante fácilmente que, con la rapidez con la que se mueve el bolígrafo, está escribiendo en su lengua materna, sobre, por ejemplo, Madrid.


Rápidamente noté una escena de amor en la mesa opuesta al joven. Estaban sentados uno al lado del otro, lo que significa que la relación está consolidada. Las parejas que se empiezan a conocer no se sientan tan cerca, se suelen sentar uno frente al otro para estudiarse y cuando crece la complicidad, instintivamente, se acercan para compartir. Son pequeñas pistas que apenas se perciben.

Ella es mucho más joven, un hecho cada vez más típico. Viendo la ropa que lleva él, bien vestido con camisa y pantalones con pinzas, intenta dar una imagen más joven, quizás para intentar disminuir la diferencia de edad con su pareja, pero créeme, querido amigo, las apariencias no lo son todo. Esas minúsculas gafas de vista cansada que reposan al lado de la carta juegan en tu contra.

Por otro lado he de reconocer que la chica es bastante guapa. ¿Enamorada? No, imposible. Sigue siendo una chica joven, de veintipocos años, sabe que no es la edad para comprometerse con una relación estable. Vestido atrevido, sabe como venderse y esta vez ha conseguido cazar a un buen hombre, con dinero como demuestra ese brillante reloj de su muñeca.

Inquientante, verdaderamente inquietante. ¡Vaya! ¡el señor sale a fumar! Aprovechemos."

- Buenas tardes
- Buenas tardes
- Perdone, ¿tiene un cigarro? acabo de pagar la cuenta y la máquina no acepta tarjeta y...
- Oh sí sí, tenga.
- Muchas gracias, ¿fuego? me lo he dejado todo en casa.
- Aquí tiene...

Como no fumador me costó mucho más de lo habitual encender el cigarro, provocándome una pequeña reacción de toses consecutivas.

- ¿Está bien? - Si, no se preocupe - respondí a duras penas.
- No fuma usted a menudo, ¿verdad?
- A diario. - Respondí tajante para no levantar sospechas - Desde que murió mi esposa practico a diario, aunque no acostumbro a fumar tabaco... tabaco... ¿de que tipo es este tabaco?
- Rubio
- Rubio, ya decía yo, cuánta diferencia con el que fumo.
- El negro es mucho más fuerte.
- Una vez que el cuerpo se acostumbra no quiere otra cosa. Ya no somos jóvenes.
- Juventud, quién la tuviese.
- ¿Ha estado usted casado? - Pregunté descaradamente.
- ¿Perdón? Sí, sí, hace ya tanto que me casé que podría decir que ni me acuerdo - contestó sorprendido mostrando el anillo.
- Ese día, para bien o para mal nunca se olvida. Vuelvo dentro - dije aplastando contra el suelo aquel cilindro de papel llamado excusa.

Volví a sentarme en mi silla para confimar las sospechas que me tenían en vilo. La muchacha le recibió con una sonrisa dejando el móvil a un lado, se sucedían los guiños y las muestras de cariño. El roce de las manos intentando ser casual, palabras que coloreaban mejillas no permitían que hubiese lugar a duda.


Molesto por este despropósito escalado y con un enfado potenciado ligeramente por la baja temperatura de mi infusión me levanté con decisión del asiento y me acerqué a la mesa de los dos tortolitos.

- Caballero, señorita, entiendo que soy causante de un profundo malestar acercándome de esta manera a su mesa. No obstante, mi aparición la considero justificada por el grave error y falta de ética que se está llevando a cabo desde hace 45 minutos en este lugar. Siendo ustedes los protagonistas del bochornoso espectáculo de pareja con su actitud no solo se están desprestigiando ustedes mismos, si es que les queda algo de buena reputación, sino que están mostrando una imagen incorrecta a aquel joven extranjero sentado enfrente de ustedes y que toma notas en su agenda sobre su viaje a Madrid.
- Oiga, de extranjero nada que me he criado en Móstoles. - Me corrigió desde el fondo.
- ¿Pero de qué está hablando? - preguntó la víctima - ¿Se ha vuelto usted loco?
- Respuesta alterada - observé sonriendo - Tan típica de las personas que se sienten culpables... ¡Señores! aquí tienen ustedes un nuevo caso de algo cada vez más común en nuestra sociedad. Fíjense bien, él, ya con cierta edad, una vida estable y pudiente, cansado de su esposa busca alternativas más jóvenes y divertidas. Por otro lado ella, cansada de los chicos de su edad a los que aparta por ser "todavía unos críos", busca una persona que pueda costear sus caprichos, evitando la necesidad de esforzarse para conseguir objetivos a corto plazo, sintiéndose como una mujer al estar rodeada de gente que supera ampliamente su edad pero sin abandonar su niñez al sentirse protegida por alguien que podría ser, sin lugar a dudas...
- Su padre. - Me interrumpió ofendido.
- ¡Exacto!
- Usted no sabe quien soy yo, detective de pacotilla.
- Se equivoca, acaba de ser usted retratado. No solo sé perfectamente quien es usted, sino que ahora mismo todo el establecimiento lo sabe.
- Ha intentado escalar el Everest con chanclas. Soy el dueño del establecimiento donde usted está montando esta farsa, y esta señorita llena la mayor parte de mi corazón, su única deducción correcta, puesto que es mi hija. Por favor, abandone mi local.

Cerrada la investigación abandoné la cafetería. Me había dejado un cabo sin explorar, pero a mi favor diré que padre e hija no compartían ningún rasgo por lo que, gracias a dios, la niña había heredado todo de la madre.

"De la madre o del padre... " - se me iluminó la cabeza - "porque estoy seguro de que él no es el padre."

Lo investigaré.

*Benedic Cumberbatch da vida a Sherlock Holmes en la serie Sherlock emitida por la BBC.
*Las imágenes han sido extraidas de Pinterest.