12 de abril de 2012

Perú (Abril 2012) Primera Parte

Si bien es cierto que la situación económica y laboral no es buena actualmente en España y que muchos jóvenes han de emigrar a distintos destinos para poder encontrar trabajo, la verdad es que sin esa razón posiblemente esta entrada del blog se reduciría a la mínima expresión.

Ya fue hace un año cuando mi primo, harto de buscar trabajo aquí y no encontrar, decidió aventurarse cruzando el atlántico y cambiándose al pacífico a una distancia de 9500 km desde su residencia habitual. 

El país escogido para asentarse y donde encontró trabajo fue Perú y la ciudad es Lima. Esta ciudad le permitía además continuar con el deporte que estaba empezando en España, el surf, afición que ambos compartimos.

En Octubre comenzamos a hablar de hacer un viaje por las playas de Perú, surfeando las olas del Pacífico, algunas de ellas que todavía él desconoce y elegimos una fecha: Semana Santa del 2012. Ambos teníamos vacaciones y pidiendo algunos días más podríamos juntar los suficientes para los desplazamientos.

Pero claro, es delito ir a Perú y no ver nada de la cultura andina (o inca). Así que nos vimos forzados a reducir los días de olas para incorporar parte de cultura. Y ¿qué mejor cultura que el impresionante Machu Picchu? Ya que viajamos vamos a hacerlo bien.

La aventura a la que nos enfrentábamos fue mucho mayor de la que pensábamos en un principio y es tal y como os la voy a contar a continuación. Aviso que la palabra "corta" no está dentro de sus principales adjetivos.

El viaje lo dividiré en dos fases: cultura y entretenimiento. La primera de ellas comprenderá los tres primeros días del viaje y será mucho más densa que la descripción de la segunda. ¿Quién dijo que el saber no ocupa lugar? Comenzamos.

Fase I: Cultura
1º Etapa: Viaje Madrid - Lima
Viernes 30 de Marzo de 2012, mediodía. Mis maletas están listas desde la noche anterior. Lo sé, no soy de los que se pasan una semana haciéndola.


Mi cabeza me dicta que necesitaré una maleta grande con ropa para montaña y ropa para playa. Además de esto, necesitaré una mochila para las excursiones y, para evitar estar facturando equipaje, una maleta de tamaño pequeño. Además de esto una mochila con todo lo relacionado con la reflex, unos cuantos libros para amenizar las 12 horas de vuelo que tarda en llegar mi avión a Lima y las 12 y media que tarda en volver, iPad, iPod y un cuaderno para escribir.

Una vez en el avión, ni siquiera necesité la ayuda de mis libros para entretenerme. El sueño era mi mejor aliado (y me haría un gran favor posteriormente). De las 12 horas de vuelo dormí unas 6 y las 6 restantes las perdí principalmente viendo In Time y Other Earth pero las gané con las comidas y refrescos que repartian las azafatas de Air Europa.

Aterriza el avión, recojo la maleta y conforme me acerco a la salida de pasajeros se oyen cánticos y gritos carnavalescos de personas que esperan a sus familiares tras largas temporadas de esperas y me sumerjo en una marea de taxistas que me ofrecen llevarme a la ciudad. Mi objetivo, encontrar a mi primo entre la multitud de pancartas y silbatos. Una vez localizado, al taxi y a su barrio.

Mi primera acción en Perú se redujo a arreglarle la wifi, ya que había perdido la contraseña en un formateo del pc. Fácil, su instalación la realizó mi propia empresa.

Una vez arreglado, a la cama, tendremos que levantarnos como tarde a las 4 am para coger un avión a las 6 am.

2º Etapa: Viaje Lima - Cuzco
Sábado, 31 de Marzo de 2012, 4:50 am. Abro los ojos, palpo el sofá que tenía como cabecera hasta dar con mi móvil. La última vez que cerré los ojos esa noche eran las 3 de la madrugada.


Rápidamente me levanté de un salto, corrí hasta la habitación de mi primo y le desperté diciéndole que no llegábamos al vuelo de las 6. Mientras llamaba al taxi, finalicé mi maleta pequeña con toda la ropa que necesitaría en Cuzco

- Lo más rápido posible al aeropuerto - le indicó mi primo al taxista mientras salíamos corriendo por su portal. - En cuanto tiempo puede llegar allá?
- Estaremos en 20 minutos.
- Creo que podemos llegar, corra.

Salimos disparados del taxi esquivando coches por el incipiente caos de calles y carreteras limeñas, dejando propina por no disponer de cambio y no pararnos a recoger las vueltas y nos dirigimos a la mesa de facturación de Peruvian Airlines para recoger nuestros billetes. Eran las 5:40 y corríamos por los pasillos del aeropuerto rezando por que no nos parasen mucho tiempo en el control policial. Y... llegamos al avión.

Tal y como llegamos a nuestros asientos, habiendo subido las maletas y antes de despegar, nos dedicamos a tomar aliento y a descansar. El primer objetivo ha sido cumplido.


Nada más aterrizar buscamos nuestros nombres en el pequeño y peligroso (por su situación geográfica) aeropuerto de Cuzco, Teniente Alejandro Velasco Astete.

Willy, el responsable de la agencia con la que recorreríamos parte de la sierra andina, nos esperaba y nos dió los primeros consejos sobre el mal de altura: No correr ni realizar esfuerzos físicos bruscos, evitar sofocarse, no tomar (beber alcohol) en las primeras 24 horas ni mantener relaciones sexuales y evitar comidas copiosas puesto que las digestiones a tanta altura son mucho más lentas. 


Llegamos al hotel tan pronto que nos prepararon una habitación temporal para poder descansar mientras se libraba la nuestra, no sin tomar antes un mate de coca que nos ayudase a adaptarnos a la altura.


Tras haber dormido unos minutos que no llegaron a horas, decidimos preparar las mochilas y patearnos parte de Cuzco antes de que nos pasen a buscar al mediodía y de esta forma conocimos la Plaza de Armas (plaza principal en las ciudades peruanas) con su catedral y su curioso Starbucks. 



Continuamos hacia el barrio de San Blas, viendo nuestra primera alpaca y la famosa piedra de los 12 ángulos, pasando por la plaza de San Blas donde se celebraba un mercadillo de artesanía con sus figuras de madera talladas y mantas de una densidad cromática que ya quisieran poder reflejar la mayoría de las cámaras de fotos actuales. 


Seguimos paseando por calles estrechas hasta llegar al mercado de San Blas, medio vacío y especializado en verduras y frutas. 


No pudimos resistirnos a tomarnos un delicioso jugo de "nosecuantas" y "nosecuales" frutas en uno de los puestos, acompañados de una sonriente cusqueña. Vosotros mismos podéis dar fe:




Bocadillos de queso y pollo para comer en el mismo lugar para continuar nuestra caminata de vuelta hacia el mercado de San Pedro, muchísimo más grande, con gran variedad de productos textiles y alimenticios, donde pudimos tomarnos unos pequeños tamalitos y charlar con los lugareños.

Destacaré la cantidad de carne que se vendía en ese mercado. Pollos y cerdos en gran medida, que seguro que fueron alimentandos de una forma mucho más natural que los nuestros pero con unas condiciones de conserva casi o completamente nulas. No pretendo hacer de esta entrada de blog un album de fotos, sin embargo pienso que este hecho he de ilustrarlo.


Llegó el mediodía y nos recogieron en el hotel para llevarnos a la excursión programada por los templos de los alrededores de Cuzco: Qoricancha, Sacsayhuaman, Tambomachay, Puca Pucara y Qenqo.

Lo primero que hay que tener en cuenta de la cultura Inca es que, si bien fueron unos arquitectos excelentes que incluso a día de hoy no se sabe cómo se pudieron realizar gran parte de sus edificaciones con las limitaciones de la época unido al desconocimiento de elementos que consideramos básicos como la rueda, no desarrollaron lengua escrita. Por lo tanto, las historias que se conocen de la cultura andina fueron transmitidas de forma oral hasta que los historiadores empezaron a plasmarlas en papel, tras la llegada de Pizarro. Esto implica una posible inexactitud en la datación de los hechos y, sobre todo, una libertad a la hora de escribir los nombres de cada uno de los lugares de los que voy a hablar.

Por otro lado, la cultura andina comercializaba mediante el trueque y los elementos dorados y plateados se utilizaban con un fin totalmente ornamental en construcciones dedicadas a dioses o monarcas, sin un valor definido como pertenencia. Tras la llegada de Pizarro, los incas no entendían el afán de los españoles por profanar templos para recoger la mayor cantidad de oro y plata posible, muy apreciado en Europa. Esto ha sido motivo de disputas sobre la "ética" de los españoles a lo largo de siglos (e incluso todavía genera odios). Si bien es cierto que actualmente se puede considerar un abuso de poder, en aquella época de conquistas, desgraciadamente, las civilizaciones se aplastaban literalmente entre ellas con el fin de dominarse, rigiéndose por la ley del más fuerte, que no la del más inteligente o arquitectónicamente ágil.

A partir de este orgullo sobredimensionado se libran multitud de batallas cuyos botines se cargan en barcos que terminan en los fondos marinos por diferentes motivos, desperdigando las riquezas a lo largo y ancho del globo esperando ser descubiertos por algun cazatesoros. El debate se sitúa entonces en saber hasta que año hemos de remontarnos para hacer llegar estos tesoros a su dueño (obviamente imposible) o a la persona o entidad con vida más cercana al mismo.

Otra opción consiste en eludir los conflictos armados intentando esconderse entre la naturaleza llevándose consigo la mayor cantidad posible de los preciados metales. Si ya son numerosos los tesoros hundidos, se les debe unir los que fueron diseminados por montañas y junglas de la zona y que muy probablemente se encuentren bajo unos cuantos metros de tierra. Estas huidas provocaron la famosa búsqueda de El Dorado por todo el continente sudamericano y sigue siendo un misterio. De esto hablaré más adelante cuando describa mi visita al Machu Picchu.

Por último y como anotación, la palabra inca designa a un solo hombre, el monarca. Por extensión, a la cultura desarrollada bajo el mandato de todas las generaciones de incas se les llamó cultura de los incas o cultura inca. Lo más correcto sería denominarla cultura andina.

La primera visita que realizamos, en la misma ciudad de Cuzco, fue el llamado Qoricancha.

Estas edificaciones en honor al Sol han sido realizadas con un cuidado exquisito. Unos muros extraordinariamente pulidos mediante fricción con arena y encajados unos con otros mediante la técnica de macho-hembra (similiar a los enchufes).

En la parte exterior se conserva un jardín en el que antiguamente había colocadas diferentes estatuas de plata. Utilizando como base la parte que aún quedaba en pié de las construcciones incas y preincas, se edificó en 1539 el convento de los dominicos, que fue destruido por un terremoto más adelante y reedificado en 1680 de nuevo.

Hasta hoy en día la gestión de la visita a las ruinas incas se lleva a cabo por la congregación de los dominicos y la totalidad de la recaudación es dirigida a la Iglesia, por lo que la ciudad de Cuzco no recibe ningun porcentaje de la entrada de forma directa.

Tras pasar la puerta del convento accedemos al claustro donde se mezcla el arte hispano con la arquitectura inca y una pieza en oro tallado donde se explicaba con dibujos de forma esquemática los dioses y la importancia de la dualidad, así como los tres mundos en los que se dividía la Pacha Mama o Madre Tierra.

Centrándonos en la arquitectura inca, las distintas salas se diferenciaban según su función, ya fuesen para sacrificios o observatorios astronómicos. Es importante destacar que todas las construcciones se realizaron de forma trapezoidal, para tener mayor resistencia a los sismos y que en ellos prima la simetría y exactitud matemática. Por poner un ejemplo, las ventanas de las habitaciones contiguas estaban alineadas entre sí, a la misma altura, con la misma forma y con el mismo tamaño exacto.

Explican el inca Garcilaso, que las paredes estaban cubiertas de oro. Obviamente, este oro fue extraido a la llegada de los españoles.

Continuamos la visita subiendo a Sacsayhuamán, a 3500 metros de altitud sobre el nivel del mar.


En un principio se pensaba que esos muros en zigzag característicos de Sacsayhuamán correspondían a una fortaleza, pero esta idea se ha descartado, entre otras cosas por no estar cerrada consigo misma.

En realidad la finalidad de Sacsayhuamán sigue siendo un misterio. El nombre significa Halcón Satisfecho, y tampoco es que aclare mucho la finalidad de la construcción. Es probable que la palabra Halcón no sea totalmente correcta y se utilizase para designar a lo que realmente eran cóndores. Una de las teorias contempla la posibilidad de que este terreno estuviese dedicado a los cóndores que representaban el mundo superior de la Pacha Mama. Los cóndores eran considerados como mensajeros entre el mundo superior y el medio, ya que podían volar y posarse en la tierra.

El animal que representaba al mundo medio, el terrenal, era el puma y el representante del mundo inferior, la serpiente. Para los incas el ciclo de la vida espiritual era desde abajo hacia arriba. Como curiosidad, la ciudad de Cuzco tiene forma de Puma.

Es importante observar algunos detalles de estas construcciones. El primero es que las rocas utilizadas son de mucho mayor tamaño que las del templo Qoricancha.

Al principio se pensaba que las enormes rocas fueron trasladadas desde una cantera que producía el mismo tipo de piedra situada a 32 km, pero posteriormente fue descartado ya que los incas no conocían la rueda y desplazarlas con troncos o trineos era imposible. El peso de la piedra quebraba los maderos o los hundía en el terreno. ¿Cómo trasladaron las rocas entonces? La respuesta más fácil es la correcta: se edificó sobre la propia cantera.

El segundo detalle es que estas piedras no están tan trabajadas como las del templo anterior. ¿Razón? Las rocas se pulían mediante rozamiento con arena como ya expliqué. Para ello las ataban y las arrastraban por el suelo, rotaban la piedra y seguían arrastrando y así hasta completar todos los lados. El transporte incluía el pulido. Que las rocas no estén pulidas es otra prueba de que se edificó sobre la propia cantera, lo que elimina la fase de traslado.

Además de estos muros se conservan también la base de una torre de vigilancia.

¿Qué pasó en este terreno? Tras la llegada de los españoles a Cuzco, se produjo una gran batalla en esta pradera donde murieron muchísimos incas. Los españoles poseían armas de fuego para contrarrestar las armas artesanales de piedra de los incas.

Cuenta la leyenda que tras la batalla, Pizarro encargó capturar 7 cóndores y los llevó a la plaza de armas de Cuzco. Allí convocó a todos los ciudadanos, que presenciaron la decapitación de los 7 cóndores. Esto significó la victoria de las tropas españolas sobre las creencias de los incas.

Posteriormente, parte de las rocas se tiraron ladera abajo para que rodaran hasta Cuzco. Con ellas se comenzaron a edificar las casas coloniales de los conquistadores. Este uso estuvo permitido por el ayuntamiento de Cuzco hasta 1930.

Lo que vemos es aproximadamente el 20% del total construido.

Nos dirigimos al siguiente templo, Tambomachay, "dedicado al agua" y ubicado a 3700 metros de altitud.


Se considera Tambomachay como el paso obligatorio para el acceso a la ciudad de Cuzco por las rutas andinas. Estas construcciones están formadas por bloques de piedra de menor tamaño, apiladas de una forma más descuidada y sin pulir.

Erróneamente se denomina a Tambomachay como un templo dedicado al agua, debido a la fuente tan particular que protagoniza la fachada. Se cree que esta edificación tenía por objetivo utilizarse para limpiarse tras los largos viajes a la ciudad sagrada de Cuzco como símbolo de respeto.

Como en las edificaciones anteriores, Tambomachay tiene sus particularidades. La fuente no ha dejado de manar agua desde que se construyó, aunque posee un gran número de bacterias por lo que si se bebe, lo mas probable es que siga depurando a las personas, tanto espiritual como físicamente.

Tras la caida de agua superior, de alrededor de un metro de altura, el agua se divide en dos ramales por los que fluye exáctamente la mitad del caudal en cada uno de ellos. Está comprobado que, si se ponen dos cubos idénticos en cada lado, se llenan al mismo tiempo.

Es un claro ejemplo de la importancia y el dominio de la simetría en las construcciones incas y una prueba de que actualmente no somos lo suficientemente inteligentes como para encontrar la forma con la que lo conseguían utilizando los medios de los que disponían.

Enfrente de esta edificación se ubicaba una nueva torre de vigilancia que dominaba la ciudad de Cuzco.

Nuestro siguiente destino se llama Puca Pucara, en el que apenas nos detuvimos.


En el siglo XIX, cuando se excavó esta fortaleza, la llamaron "fortaleza roja". Probablemente era una de las muchas estaciones en las que se relevaban los mensajeros, se almacenaban ropas o se daba albergue a militares, peregrinos, viajeros o comerciantes. Quizá fuera un punto de control en el camino hacia las fuentes sagradas de Tambomachay.

Por último, nuestro último "templo" visitado fué el laberinto de Qenqo.


Este curioso lugar parece un santuario dedicado a la Pacha Mama. Consta de una plaza en la que, lo más probable, se debieron realizar ceremonias en presencia de ídolos o momias, dado que está rodeado de un muro con 19 nichos.

Sobre una superficie elevada por rocas se levanta un monolito de 6 metros que se desconoce lo que representa y que fue destrozada por los españoles durante la "extirpación de idolatrías".

Accediendo por un lateral, se encuentra un tunel cuya entrada dicen que representa un útero. Siguiendo el camino bordeando las enormes rocas llegamos a una nueva plaza donde podemos entrar a un nuevo tunel que nos conduce a una sala bajo una piedra con una gran mesa de piedra.

Siguiendo con la tradición de las peculiaridades, esta mesa se mantiene a una temperatura constante de 2º centígrados. Esta característica la hace idonea para usarla como mesa de sacrificios o de embalsamamiento y dispone en un lateral de un canal en zig zag que probablemente se usaba como conducto para hacer correr la sangre de las víctimas.

Además hay dos prominencias cilíndricas sobre un pedestal oval, orientadas hacia el norte magnético y conocida como "piedra para amarrar el sol". Posiblemente con finalidad astronómica.

Y hasta aquí la ruta de los templos. Cogimos el autobús de vuelta a Cuzco y nos fuimos, desesperados, a tomarnos algo de cenar.

Haciendo caso omiso de las recomendaciones de nuestro guía, pedimos dos sopas criollas, un cuarto de pollo broster, una brocheta de anticucho (corazón de rés) y una jarra de chicha morada (una especie de cerveza de maíz).

El camarero nos sorprendió con dos platos gigantes de sopa, dos brochetas de corazón de res con su guarnición de arroz y ensalada y la mitad trasera de un pollo broster con sus acompañamientos. Comimos hasta hartarnos y tranquilamente podríamos habernos llevado los restos para desayuno, comida y cena del día siguiente, pero al pedir la cuenta: 55 soles, es decir, menos de 15 euros. Menos de 15 € los dos.