3 de septiembre de 2009

Primer día en IDF productos farmacéuticos


IDF productos farmacéuticos es una de las empresas más prestigiosas del país, con sucursales alrededor del planeta, que se dedica a la investigación de productos farmacéuticos abarcando gran multitud áreas.

Por ejemplo, IDF desarrolla soluciones de problemas musculares (Diapentol), estomacales (Oxinotrina que también se produce en grageas aunque son menos conocidas) e incluso antidepresivos o estimulantes (Aurretan 500 y Torinocina respectivamente).


Debido a la efectividad de sus productos y a los mínimos efectos secundarios, IDF es proveedor principal del estado en hospitales públicos y cuenta con un dispositivo de emergencia para situaciones extremas tanto nacionales como internacionales. Esto incluye brotes víricos repentinos de rápida expansión o pandemias y lotes básicos de primeros auxilios preparados expresamente para misiones de paz.

A nivel comercial y dentro de nuestro país, cerca del 37% de la venta de botiquines en farmacias pertenecen a IDF, clasificados en cuarto lugar en la lista de botiquines mejor provistos según la Organización Mundial de la Salud y un primer puesto si limitamos la clasificación a botiquines domésticos.

Conociendo todos estos datos, para un farmacéutico como yo, haber recibido una carta de aceptación para formar parte de la plantilla de la empresa es una alegría imposible de describir.

Tras un proceso de selección bastante duro, compuesto por cuatro pruebas, 6 personas fuimos escogidas para trabajar en un nuevo producto del área de psicología. Las pruebas son específicas para cada una de las áreas a las que, si las superas, podrás ser asignado. En el caso de la psicología, que son las que yo realicé, se componían de pruebas para medir las aptitudes mentales (rapidez de comprensión y razonamiento), aptitudes del sistema simpático (capacidad de reacción y comportamiento instintivo), aptitudes físicas (pruebas de estres, tolerancia a cambios bruscos de temperatura, tolerancia a olores fuertes) y por último, obviamente, una conversación personal con el responsable del área de trabajo sobre mis conocimientos de Farmacia, en especial, la química.

Tras una breve visita a las instalaciones, que pudimos ver únicamente a través de cristales (medidas de salud), nos dirigimos a un comedor donde nos habían servido la comida directamente. No estaba excepcionalmente buena, pero conocemos la importancia de seguir una dieta equilibrada en esta empresa. Las bajadas de azúcar, la hipertensión, o un simple dolor de cabeza, se puede agravar por los componentes químicos que manejamos. Además de la dieta, seguimos unos controles sanitarios periódicos de orina y sangre.

Durante la comida pudimos conocernos algo más. No íbamos a trabajar todos en el mismo proyecto, pero nunca está de más tener contactos en tu propia empresa.

De las seis personas, a simple vista, yo era el más joven. Me seguía Hannes, un chico polaco de poco más de treinta años, Mariola, una chica de la misma edad de Hannes nacida en Gibraltar y criada en Ceuta, Jon, un señor vasco demasiado serio para mi gusto de unos 45 años, Ricardo, el más hablador de todos. Dudo cuando intento calcular su edad, por poner un rango lo situaría entre los 40 y los 50. Y por último estaba Lourdes de 34, la única que no ocultó su edad. Es una chica muy deportista que mantiene su físico a diario y cuyo amor es un Braco de Weimar de tres años llamado Tarso, puesto que lo adoptó tras una lesión en un pié. Todos estamos solteros e independizados, es curioso.

Cada uno estaba asignado a un proyecto diferente, pero todos con algo en común: investigaríamos para el ejército. Nuestros proyectos son de alto secreto, no obstante, os iré contando lo que me permitan.

Mi nombre es Mario Alcázar, aquí empieza mi historia, inaugurando una nueva vida.

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