4 de septiembre de 2009

Al final del camino



Muchas veces empiezas a andar por un camino que no sabes a donde llega por el simple hecho de avanzar. Saltas pequeños obstáculos, tomas decisiones en los cruces, y sigues avanzando. A veces te paras a descansar, a darte un respiro. Otras veces deshaces el camino andado y pruebas otra dirección.

Seguramente cuando aquel anónimo dijo la frase "Todos los caminos llevan a Roma", incluía en su mochila todo lo necesario para poder seguir adelante, como por ejemplo... un barco en el caso en que terminas de cara al mar.

Pero si no tienes barco, tienes un problema. Y la solución es dar la vuelta y volver a casa, como el anuncio del turrón, o sencillamente tirarte al mar y nadar.

Creo que no soy el primero, ni seré el último, que compara la vida con un camino. He pecado de originalidad y me he lanzado a un recurso demasiado clásico, pero a la vez bien efectivo.

Mi vida con Eva, como comentaba, es un camino que termina en el mar. Muy a pesar de muchos, hemos vivido y compartido experiencias mas deliciosas que las cerezas bañadas en chocolate y sorteado problemas que nos han dejado sabores de boca de ajo y pimientos de Gernika. Hemos aprendido de errores, hemos llegado a conocernos, a odiarnos y querernos, a complementarnos, a apoyarnos y a pararnos los pies antes de que se rompiese el cántaro del cuento de la lechera.

Y nos hemos parado delante del mar, después de tanto tiempo juntos, hemos mirado al horizonte y a los ojos, pensando en la decisión que nos toca tomar en este momento.

Que hacemos, abandonamos nuestro camino y volvemos a nuestro lugar de partida, o nos tiramos al agua con riesgo de ahogarnos. Traduciendo esta metáfora, ¿qué hacemos? ¿lo dejamos o nos casamos de una santa vez?


4 comentarios:

Lhotse dijo...

vaya fuiks! yo no se hasta qué punto esto es literario o real. Tú pregunta final es un poco in extremis para uno u otro caso. No es: o me juego todo al 31 rojo o abandono la mesa de juego. Pero en los extremos no se encuentra la virtud ... no?

O soy demasiado clasicorra y entiendo lo de casarse, no como solución a un problema de dos variables si no al siguiente valor dentro de una progresión.

Qué se yo...

Fuiks dijo...

Exactamente, Lhotse, es el siguiente valor dentro de una progresión. Es un punto al que terminas llegando, como he llegado yo con Eva. Si decidimos que si.... nueva aventura, si decidimos que no... ¿por qué escogemos esa opción?

Alejandra dijo...

hagas lo que hagas, invitame

Anónimo dijo...

Pienso lo mismo que Alejandra, hagas lo que hagas no te olvides de invitarme.