12 de febrero de 2010

E.M.T. : Aventura de cada mañana

Madrid, hoy en día, es una de las ciudades donde el transporte público es fundamental para los desplazamientos. El metro se puede calificar como uno de los mejores de Europa y la red de autobuses es sencillamente inmensa. Pese a las medidas que se toman (el billetazo, por ejemplo), el cierre por las noches, etc los madrileños siguen calificando positivamente la red pública de transportes, aunque no tanto a los conductores de autobús.

Desde que uso el autobús con frecuencia, vengo observando la mala educación, el pasotismo y la irresponsabilidad de algunos conductores. Ese conductor de autobús que traslada de 20 vidas todas las mañanas a las 8 y cuarto de la mañana en la línea 120 de Madrid dirección Hortaleza.

Estas 20 personas, entre las que me incluyo, nada más subir al autobús entran en un estado de standby o letargo hasta que llegan a su parada.... incluyendo el conductor.

Como cada mañana (recuerdo: 8 y cuarto, línea 120 de la EMT de Madrid dirección Hortaleza) entras al autobús, el conductor ni se fija en quien entra, quien sale o quien paga, porque está atento a su libro, abierto de par en par sobre el volante. Cuando no nota movimiento de aire a su alrededor, cierra la puerta y comienza a conducir de nuevo,sin apartar la vista del libro, pasando absolutamente de las paradas en las que no le apetece parar aunque la gente haya pulsado el correspondiente botón para bajarse. ¿Denunciable? por supuesto que sí, pero mientras en la mía sí que pare....

Un día, otro día... todos los días.

El siguiente paso es subirse al segundo autobús, que al ser primera parada realiza la pausa correspondiente. Con la mejor de tus sonrisas, que no está muy conseguida pero se hace lo que se puede por las mañanas, te diriges al conductor.

- Hola, ¿va a tardar mucho en salir? - dices sonriendo.

Se oyen grillos, pasa una bola de arbustos rodando entre el conductor y tú. A la lejanía adviertes un pequeño pestañeo del responsable de la diligencia, se oye el tic tac del reloj llorando trágicamente los segundos.


"¿Hola?" - repites. El conductor, haciendo un gran favor a la humanidad y demostrando el esfuerzo que tan angustiosa e importante respuesta merece. "Buenos días" - concluye. Punto y final. Hasta aquí ha hablado.

- Hola, ¿me podría decir si le queda mucho para arrancar? - repites con esperanzas.
- ¿Buenos días, no?
- Buenos días. ¿le queda mucho? - por tercera vez.
- Cuatro minutos - contesta con retardo.
- Ok, pues voy andando, gracias - y sales corriendo antes de que la furia se termine haciendo con él y pueda ocasionarte lesiones.

Últimamente ni entro. Notas la presencia de ese conductor aunque estés a diez metros del autobús. "Tal vez, si me escondo con la bufanda.." - piensas. Pero miras a través de la puerta de su fortaleza con ruedas y él siempre está mirando. "Bueno, hoy no hace mal tiempo como para ir andando" - te convences.

Y menos mal que has decidido ir andando. A la par de tus pasos por la acera, en la calzada circula el tanque de desplazamiento de tropas color blanco y azul. Tratas de no mirar por si el conductor ha advertido tu presencia y cuando no lo consigues, disimulas. La situación es tensa pero frente a ti se encuentra la situación. Otro autobús de la misma línea se cruza en su camino y, mostrando la educación que les caracteriza, ambos se paran, ventanilla con ventanilla y comienza una charla que se mezcla con las bocinas de los coches que ambos autobuses retienen tras de sí. Mientras tanto, aprovecho su distracción para acelerar el paso y llegar a tiempo a mi trabajo.

Gracias a esto, todas las mañanas soy capaz de llegar sano y salvo a mi puesto. Lo que el transporte público te pone fácil, los conductores ya se ocupan de complicarlo.

1 comentario:

Alcantarisa dijo...

jajajajaja, joder, me ha recordado a los tiempos que cogía el bus para ir a trabajar, y eso que Logroño es bastante tranquila en ese sentido.
Buen texto!!