23 de junio de 2008

780€ en pérdidas y 20W en ganancia

Como informático, nunca me enseñaron a entender porqué los clientes prefieren algo obsoleto a software nuevo. Los proyectos informáticos a petición de cliente, software personalizado, es como caminar por la orilla de la playa. Al empezar a pasear lo ves todo precioso, conforme andas te clavas una concha rota en el pie, subes al puesto de socorristas a que te curen y una vez instalado el parche en cuestión en tu pinrel, bajas de nuevo a donde estabas y continúas caminando, encontrándote más conchas por el camino... y por supuesto cada vez andas más despacio.

Cuando ya terminas, toca el soporte. Lo que cuesta soportar los comentarios de tu pareja diciendo: "La verdad es que para lo que te has clavado, mejor quedarte como estabas y no pasear...", que en el cliente se traduce como: "Yo no me manejo con este programa, con lo bien que estábamos antes...".

El software es un mundo, tal y como explica este gráfico, cada uno se cree una cosa y todos terminan o contentos, o muy muy cabreados.


Con los amplificadores ha sido cuando me he dado cuenta de que la postura de los clientes también tiene su punto de razón. Lo de ahora será mas potente y mejor, pero lo de antes era mas bonito. Y es que el otro día charlaba en un foro con otra persona sobre los amplificadores de válvulas y los amplificadores de transistores.

Sonará muy friki aquí (freaky para los puritanos). Los amplificadores de transistores y de válvulas no suenan igual, en eso estamos de acuerdo, pero el problema es cual suena mejor. Dejando aparte los gustos de los estilos de música, lo que más se acerca al sonido perfecto, ni más ni menos, es el transistor. El transistor te va a dar un sonido donde suena lo que tiene que sonar y punto.

El comportamiento electrónico del transistor se acerca al comportamiento ideal definido por los típicos "supongamos" que gobiernan la Física teórica.

Ahora bien, ¿por qué siguen fabricando amplificadores de válvulas? Además, son muchísimo más caros y muchísimo más frágiles, por lo que implican mayores cuidados y más mantenimiento.

Pues sencillamente porque su comportamiento no es ideal, añade imperfecciones, y mucha gente prefiere que su sonido tenga imperfecciones, siempre que estén controladas, claro está. Hay mucha gente que no se imagina una bolsa de pipas sin su palito de madera recubierto de sal para chupar.

La distorsión o ganancia (gain) es una imperfección controlada, que consiste en saturar los transistores/válvulas del amplificador. ¿Por qué, si nos queremos acercar al sonido ideal, saturamos el amplificador para que se modifique el sonido? Porque lo que queremos, no es el sonido electrónicamente ideal, sino acústicamente ideal.

Una de las imperfecciones características de las válvulas vienen dadas en forma de armónicos. Y los armónicos no son más que la multiplicación de la frecuencia del sonido original por un número natural. Para entendernos: donde cabe una ondita, caben dos. ¡¡O incluso tres o cuatro!!. Y así sucesivamente.

Lo que se consigue con estos sonidos sonando a la vez que la nota original, es completar lo que escuchas, y, puesto que son generados a partir de la nota original, no son disonantes así que tu oído no sufre con lo que se "inventa" el amplificador.

A mucha gente le gusta más ese sonido no ideal que el de los transistores y por eso se siguen vendiendo y hasta se alaban las virtudes de los amplificadores de válvulas.


El viernes compré un amplificador de válvulas. Un Koch, holandés, de 20W de potencia que en casa no puedo subirle el volumen a más del 1 porque se me cae el falso techo encima. Tuve en cuenta la necesidad de aprovechar el cambio dólar-euro, pero me pasé de frenada y lo que aproveché fue el cambio euro-euro. No tan bueno como el anterior, pero sí más estable. Y es que tras meses escuchando vídeos por internet de amplificadores y horas probando amplificadores en las tiendas, me he decidido por esta joyita tan fea de cara pero con un sonido precioso.

Lo primero que hice fue descartar el que tenía previsto comprar, el Fender Hot Rod Deluxe ya que no era capaz de tocar limpio con ese amplificador. Tocando la guitarra rítmica en un grupo, el sonido limpio es más importante de lo que parece.

Por otro lado, la cantidad de configuraciones de salida, la posibilidad de añadirle una pantalla con más altavoces, las salidas simuladas para ir directamente a la mesa sin necesidad de micro, puente de efectos y ser de clase A (todo válvulas) le dan muchos puntos a favor.


Se podría llevar puntos en contra por tener un ecualizador común para los tres canales, limpio, distorsión y overdrive pero cuando lo escuchas, es todo un acierto. Hay que tener mucho cuidado al tener ecualizadores diferentes para que los sonidos casen al cambiar de canal. Un cambio brusco de ecualización puede romperte la canción. Si coges tu mp3 y le modificas los graves mientras escuchas una canción notas que esos cambios de sonido no son agradables.

Las válvulas funcionan al rojo vivo, y eso hace que el amplificador caliente la habitación como ninguno, en invierno será totalmente de agradecer tocar con este cuadrado con botones. Aunque quizás mis vecinos terminen odiandome por haberlo comprado...

Hablando de odiar, hoy escuchamos:



Os recomiendo escuchar y ver el videoclip original, que Universal no me permite publicarlo en este blog: Puddle of Mudd - She hates me

15 de junio de 2008

Frikada inside y demás historias de biblioteca


Hoy escribo desde Linux. Oh! Linux, el universo de los frikis donde se inventó Matrix esa película de referencia para todo informático que se precie. Pues si, Ubuntu 8.04, ¿sabes lo que es? Pues paso de explicártelo, no merece la pena.

Un día me sorprendí de lo que llega a decir la gente: "Eres el primer usuario de Linux que veo que no tiene salvapantallas con letritas cayendo".

Mi ubuntu. ¿A que se parece a windows?

Vaya famita que tenemos los informáticos. Un buen día, un colega te presenta a una chica de ambientales (carrera escogida al azar, no tengo nada en contra de los hippies que se encadenan a las vías cuando pasa un tren nuclear) y la primera conversación empieza a ser desagradable:
- ¡Hola! ¿También eres de la Autónoma?
- Pues sí, estudio Informática.
- ¡Ah! ¿eres de esos gafotas, no? ¿de los que se sientan horas y horas a teclear cosas delante de su ordenador? ¿Habrás visto Matrix, no?
- Sí, he visto Matrix (la primera, claro, en la segunda me dormí y la tercera opté por no verla). Sí, me paso horas delante del ordenador tecleando para terminar mis prácticas a tiempo y no, no soy uno de esos gafotas porque llevo lentillas, payasa. Por cierto, vas en pijama.

Hace un año aproximadamente que no paso por mi facultad. Ahora con la jornada continua quizá sea buena época para recordar aquellas tardes al sol. Ir allí, con tus colegas, aparcas, te tiras en el césped y comentáis lo que os ha pasado desde la última vez que os visteis mientras (lo sé, soy cruel) pones las notas a la gente sale de los exámenes.

- Ese mira para el suelo, ponle un 4,5. Si se lo curra aprueba en la reclamación.
- Humm no se yo, el examen de hoy era de cálculo, tipo test.
- Entonces no aprueba en la reclamación. A ver, más, ese que va al lado con tres carpetas debajo del brazo llenas de apuntes, lo llevaba al dedillo, no sube del 3.
- Mira esa pareja, que opinas, están dando saltos. Esos aprueban.
- Tengo mis dudas, están comparando resultados. El chico parece que quiere salir con ella y le está diciendo que tienen todas las soluciones iguales.
- ¿Qué táctica más mala, no?
- Ya, tácticas de informáticos. Anda, pásame el cali.

Yo soy partidario de sustituir lo de las notas por un cuadernito donde ir poniendo la puntuación a las chicas que pasen. Aunque pensándolo mejor no creo que fuese buena idea, nos acusarían de crueles.

Por cierto, ya que comento lo de las chicas:

Esta foto es del 2005, pero da igual, sigue buscando plan.

Mucho me temo que la universidad, desde que no está nuestra generación, tiene una inteligencia más artificial. Antes jugábamos al mus y a los chinos en la cafetería. Ahora juegan al Pro si encuentras pareja y si no... siempre se puede jugar a un Warcraft. Antes nos pasábamos tardes programando en los laboratorios y disfrutando de una tarrina de Häagen Dazs. Antes nuestra red social era el césped de la facultad y la cafetería si llovía. Ahora la página de inicio de los ordenadores de la biblioteca es el famoso tuenti.


Hablando del Tuenti, ¿eso lo han inventado informáticos? Crean una red social (¡novedad!), donde puedes compartir tus fotos (¡novedad!), donde puedes dejar mensajes en el tablón (¡novedad!) y donde puedes buscar a amigos de amigos de amigos o tirarle los trastos a amigas de amigos de amigos con una pantalla por delante. Competencia española para facebook, hace lo mismo salvo que el tuenti tiene la desventaja de que te tienen que invitar y la ventaja de que las imágenes no están en directorios públicos. ¡Oiga! Cagada de las buenas para facebook, cualquiera puede ver cualquier imagen si se lo curra un poquito.

No se ahora, pero antes... nos preocupábamos de tener siempre algún motivo por el que no deprimirnos por las prácticas de Ingeniería del Conocimiento, guardábamos con cariño a nuestros compañeros en las taquillas:

No diré cual de las dos era mi taquilla, para no dejar mal a Pruden

El otro día hablé con mi exprofesora Susana, charlando sobre selectividad y sobre la universidad ahora, donde estudia la generación tuenti o generación pro. Y me sorprendió lo que me dijo: La facultad de Informática de la UAM ha bajado su nota de corte al 5 y fue la única facultad de informática que consiguió llenar sus plazas en junio 2007.

Y digo yo, frente a este desgaste generacional donde los alumnos cada vez se preocupan menos por los estudios universitarios. ¿No sería mejor mantener una nota de corte, aumentando así la calidad del alumnado aunque se incorporen menos alumnos? Al fin y al cabo el alumnado es el que va a dar la fama en un futuro a la facultad.

En fin, yo me pongo los cascos como a quien no le interesa el tema y vuelvo a escuchar a Angels & Airwaves, grupo del que fue cantante de Blink-182, el señor Tom Delonge.

9 de junio de 2008

Los dibujos de la generación de los 80

Mucha gente los echa de menos, me agrada decir que no soy el único. Y es que estos dibujos, que para nuestros padres era la mejor forma de mantenernos callados mientras ellos se echaban una siesta, para nosotros era uno de los momentos más esperados del día.

Había dos horarios de dibujos: De 3 y media a 4 los fines de semana, y de 8 y media a 9 entre semana (o algo así) rodeando a los telediarios. Con los primeros no dabas guerra después de comer y con los segundos tus padres podían obligarte a hacer los deberes antes de verlos.

Éramos felices con series como estas:


Y desde entonces hemos visto evolucionar los dibujos animados, hasta tal punto que seguimos viéndolos a día de hoy con la misma ilusión que antes. Aprendíamos lecciones sobre el cuerpo humano, sobre historia, geografía, nos divertíamos con las trastadas de Daniel el travieso, Isidoro, teníamos a nuestro detective particular el inspector gadget, nos daban lecciones de ecología con Capitán Planeta e incluso daban a entender que no está bien tirar residuos tóxicos por las alcantarillas porque las tortugas del subsuelo pueden crecer demasiado y aprender artes marciales.

Todas las navidades íbamos al cine a ver la película anual de la factoría Disney, los dibujos animados crecían con nosotros. Me acuerdo de una secuencia en "El rey león", creo que era en la canción "Hakuna Matata" que Timón le tapaba la boca a Pumba y decía:
- Cuidado, no lo digas, hay niños delante.

A la salida del cine más de un niño preguntó a su padre:
- ¿Papá, qué es lo que iban a decir que no podían porque había niños?
- No lo se, hijo, no lo han dicho
- ¡Mentira! ¡sí que lo sabes pero no me lo quieres decir porque soy pequeño!

En mi antiguo coche siempre estaba la casette con varias canciones de estos dibujos animados. Cuantas veces llegué a la universidad en coche, con las ventanillas bajadas, serio y concentrado en la carretera y la música bien alto con esta canción de fondo:



Poco a poco se fueron adaptando los dibujos a los nuevos tiempos, se introdujo la generación de personajes en 3D por ordenador gracias a películas como Toy Story, Shrek,.. Estas películas consiguen que la generación de los 80 se levanten del sofá para ir a ver dibujos al cine sin necesidad de excusas como "Llevo a mis hijos", "Llevo a mis sobrinos",...



Conservo en VHS y DVD todas las películas de Disney habidas y por haber, están en mi cuarto y volveremos a ponerlas después de comer y antes de las noticias de las 9 cuando mi sobrina consiga entender nuestro idioma.

Mientras tanto, yo no me canso de ver dibujos animados cortos o largos. El último esta pequeña historia del bosque, realizado por personas de varios países diferentes en código abierto. Dedicado a Isabel, la señorita Disney por excelencia.

2 de junio de 2008

Confundo (o confundes) el saber con el querer

Pss eh! sí, a tí o a cualquiera, ¿Sois capaces de diferenciar estos dos verbos? ¡Venga ya! No me lo creo. ¿Sabes cocinar? rápidamente contestas que sí. ¿Quieres cocinar? rápidamente contestas "No, no hace falta, de verdad" o "Si quieres te ayudo". ¿Por qué no quieres cocinar?

Opción a) Te haces el sueco para no comerte un marrón.
Opción b) Te haces el listo y sueltas: "Porque tú cocinas mejor" (ojo si te lo pregunta una mujer)
Opción c) Totalmente colorado, mirando al suelo, reconoces: "Porque no sé".

Caben más opciones, insultos varios entre otras, pero esta situación donde se intenta decir "no quiero", donde cabe un "no sé" es demasiado típica, y a veces triste. No porque te quedarías sin comer ese día, sino porque no eres capaz de aceptar algo que no sabes, te das cuenta de que tienes esa debilidad. Pondré otro ejemplo.

Eres pequeño, tienes un examen al día siguiente de geografía y estás haciendo memoria:

"A ver, capital de Portugal Lisboa, capital de Inglaterra Londres, capital de Turquía... er.. ese no cae, si me lo preguntan digo que es un país asiático, capital de Austria Viena, capital de Francia París, capital de Italia Roma, capital de Bulgaria.... esto... capital de Bulgaria.... a ver," - Intentas coger carrerilla- "capital de Italia Roma, capital de Bulgaria.... ¿Papáaaaaaaaa cual era la capital de Bulgaria?"


Ya la has cagado. Tu padre sabe que tienes examen al día siguiente, y que eso lo tienes que saber... y se hace el gallego:
- Papá, ¿cuál era la capital de Bulgaria?
- A ver... ¿Cuál es la capital de Bulgaria?
- Eso te pregunto papá, ¿Cuál es la capital de Bulgaria?
- Pues nada, piensa....¿Cuál es la capital de Bulgaria?
- Es que no lo se!!
- Claro que lo sabes, piensa, ¿Cuál es la capital de Bulgaria?
- Bueno, déjalo, voy a mirarlo en el libro
- ¡NO! Lo sabes pero no quieres decirlo.
- A ver.. París, Roma.....humm y de Bulgaria....
- ¿Cuál es la capital de Bulgaria?
- ¡Atenas!
- Madre mía.... Sofía, hijo, Sofía. Vete a estudiar.
- Bueno, algo tenía que ver con la reina.

Y de estas a miles en el colegio. Hasta que llega la universidad. Por fin sabrás de algo más que tu padre, por fin no jugará contigo cuando le preguntes. En ese momento te apetece una venganza, y durante unos días te ronda la idea de preguntarle algo:
- ¿Oye papá, tú sabes si un lenguaje interpretado puede tener un precompilador antes de la ejecución? - ¡Ja!, toma, para tí, la primera en la frente, venga, venga dime que no lo sabes.
- Miralo en algún libro, que para algo están. La carrera la estudias tú solito - Te contesta sin asomarse de detrás del periódico.
- Ah! Vale, gracias. - Tu padre acaba de ganar 1 - 0. Fin del partido, menos mal que no hiciste porra.


Así es como te enfrentas a la realidad, llegan las 3 de la mañana y tú programando, te levantas de la silla y te vas a la cocina a por un vaso de leche, y consigues despertar a tu madre que se acerca a ti y te dice: "Me gustaría ayudarte, pero es que no se... Ánimo, me vuelvo para la cama"

Y tú te lamentas pensando por qué esta vez no confunden el saber con el querer, ¿Cuándo se aprende a diferenciarlos? Bueno, realmente mejor así, imagínate que hubiese dicho: "Me gustaría ayudarte, pero es que no quiero... Ánimo, me vuelvo para la cama". En fin, vuelves a la faena.

Mientras pasan los años te bombardean con anuncio de una conocida marca y llegas a la conclusión que eres tan atún como el protagonista, confundes el querer con el saber:
- Hola, me gustaría ser atún claro calvo.
- Ayyyy pero tú tienes estudios, piltrafilla?

Pues bien, desde hace unos años había pensado que ya me había librado de la dichosa confusión. Hice mi curriculum, puse lo que sabía y busqué unas prácticas en empresa y después un trabajo de lo que quería.

Y un día vas y charlas con varias personas y te demuestran que sigues confundiendo el saber con el querer. Sobre todo, en temas amorosos donde mis éxitos vienen definidos con la frase "bah, ella se lo pierde".

- ¿Y tú qué, tienes novia?
- No, que va, yo no ligo nada...
- Venga ya, no me lo creo, eso es porque no quieres - Aquí está la maldita frase, ¡¡la tuvo que meter!! Y ahora tengo que responder: "no es porque no quiero sino porque no sé". Venga, otra puñalada más. ¿Y ahora como lo arreglo?
- No, no es porque no quiera, es porque tú no te dejas.

Arreglado. Canta conmigo: