2 de junio de 2008

Confundo (o confundes) el saber con el querer

Pss eh! sí, a tí o a cualquiera, ¿Sois capaces de diferenciar estos dos verbos? ¡Venga ya! No me lo creo. ¿Sabes cocinar? rápidamente contestas que sí. ¿Quieres cocinar? rápidamente contestas "No, no hace falta, de verdad" o "Si quieres te ayudo". ¿Por qué no quieres cocinar?

Opción a) Te haces el sueco para no comerte un marrón.
Opción b) Te haces el listo y sueltas: "Porque tú cocinas mejor" (ojo si te lo pregunta una mujer)
Opción c) Totalmente colorado, mirando al suelo, reconoces: "Porque no sé".

Caben más opciones, insultos varios entre otras, pero esta situación donde se intenta decir "no quiero", donde cabe un "no sé" es demasiado típica, y a veces triste. No porque te quedarías sin comer ese día, sino porque no eres capaz de aceptar algo que no sabes, te das cuenta de que tienes esa debilidad. Pondré otro ejemplo.

Eres pequeño, tienes un examen al día siguiente de geografía y estás haciendo memoria:

"A ver, capital de Portugal Lisboa, capital de Inglaterra Londres, capital de Turquía... er.. ese no cae, si me lo preguntan digo que es un país asiático, capital de Austria Viena, capital de Francia París, capital de Italia Roma, capital de Bulgaria.... esto... capital de Bulgaria.... a ver," - Intentas coger carrerilla- "capital de Italia Roma, capital de Bulgaria.... ¿Papáaaaaaaaa cual era la capital de Bulgaria?"


Ya la has cagado. Tu padre sabe que tienes examen al día siguiente, y que eso lo tienes que saber... y se hace el gallego:
- Papá, ¿cuál era la capital de Bulgaria?
- A ver... ¿Cuál es la capital de Bulgaria?
- Eso te pregunto papá, ¿Cuál es la capital de Bulgaria?
- Pues nada, piensa....¿Cuál es la capital de Bulgaria?
- Es que no lo se!!
- Claro que lo sabes, piensa, ¿Cuál es la capital de Bulgaria?
- Bueno, déjalo, voy a mirarlo en el libro
- ¡NO! Lo sabes pero no quieres decirlo.
- A ver.. París, Roma.....humm y de Bulgaria....
- ¿Cuál es la capital de Bulgaria?
- ¡Atenas!
- Madre mía.... Sofía, hijo, Sofía. Vete a estudiar.
- Bueno, algo tenía que ver con la reina.

Y de estas a miles en el colegio. Hasta que llega la universidad. Por fin sabrás de algo más que tu padre, por fin no jugará contigo cuando le preguntes. En ese momento te apetece una venganza, y durante unos días te ronda la idea de preguntarle algo:
- ¿Oye papá, tú sabes si un lenguaje interpretado puede tener un precompilador antes de la ejecución? - ¡Ja!, toma, para tí, la primera en la frente, venga, venga dime que no lo sabes.
- Miralo en algún libro, que para algo están. La carrera la estudias tú solito - Te contesta sin asomarse de detrás del periódico.
- Ah! Vale, gracias. - Tu padre acaba de ganar 1 - 0. Fin del partido, menos mal que no hiciste porra.


Así es como te enfrentas a la realidad, llegan las 3 de la mañana y tú programando, te levantas de la silla y te vas a la cocina a por un vaso de leche, y consigues despertar a tu madre que se acerca a ti y te dice: "Me gustaría ayudarte, pero es que no se... Ánimo, me vuelvo para la cama"

Y tú te lamentas pensando por qué esta vez no confunden el saber con el querer, ¿Cuándo se aprende a diferenciarlos? Bueno, realmente mejor así, imagínate que hubiese dicho: "Me gustaría ayudarte, pero es que no quiero... Ánimo, me vuelvo para la cama". En fin, vuelves a la faena.

Mientras pasan los años te bombardean con anuncio de una conocida marca y llegas a la conclusión que eres tan atún como el protagonista, confundes el querer con el saber:
- Hola, me gustaría ser atún claro calvo.
- Ayyyy pero tú tienes estudios, piltrafilla?

Pues bien, desde hace unos años había pensado que ya me había librado de la dichosa confusión. Hice mi curriculum, puse lo que sabía y busqué unas prácticas en empresa y después un trabajo de lo que quería.

Y un día vas y charlas con varias personas y te demuestran que sigues confundiendo el saber con el querer. Sobre todo, en temas amorosos donde mis éxitos vienen definidos con la frase "bah, ella se lo pierde".

- ¿Y tú qué, tienes novia?
- No, que va, yo no ligo nada...
- Venga ya, no me lo creo, eso es porque no quieres - Aquí está la maldita frase, ¡¡la tuvo que meter!! Y ahora tengo que responder: "no es porque no quiero sino porque no sé". Venga, otra puñalada más. ¿Y ahora como lo arreglo?
- No, no es porque no quiera, es porque tú no te dejas.

Arreglado. Canta conmigo:



3 comentarios:

Anónimo dijo...

gran ultimo parrafo y gran cancionnn

Natalia Mallo dijo...

Jajajajajaja,muy bueno; siempree gana el que se hace el gallego
:D

Lhotse dijo...

Genial post fuicks, muy cierto.

La eterna confusión del saber con el querer.