28 de mayo de 2015

Bali 2015: Bingin (Parte 5)

Antes de despedirnos de Canggu nos pasamos por Echo Beach. El nerviosismo no me había abandonado y seguía habiendo una gran cantidad de gente en el agua, por lo que me dediqué a sacar fotos mientras apuraba zumos de piña con lima.

La vista desde los warungs es privilegiada, como ya comenté en entradas anteriores, y me situé en primera línea de la izquierda de roca de Echo Beach, mientras los locales me dedicaban tubos perfectos.

Recogimos nuestro equipaje y montamos en el coche dirección Bukit, que es la península situada al sur de la isla y donde se sitúan los arrecifes. Para llegar teníamos que atravesar la caótica Kuta y durante el trayecto, como era de esperar, ocurrieron anécdotas.

El coche en el que viajábamos 4 personas más el conductor y 6 tablas de surf pasó a convertirse en moto y circular por los arcenes rozando retrovisores. En un instante, el conductor nos dice que tiene que poner gasolina así que cruza la acera y se mete en una gasolinera. Repostó infringiendo todas las normas de seguridad, charlando con la empleada apoyado en el surtidor mientras fumaba un cigarrillo y el coche con el motor encendido.

Llegamos a Bingin, por carreteras rodeadas por bosque, totalmente distinto a los alrededores de Canggu donde se veían campos de arroz. Allí el conductor nos dejó en un hotel que abandonamos la mañana siguiente ya que no tenía sitio para desayunar ni alquiler de motos. Justo detrás encontramos uno por el mismo precio con bar, motos y piscina.


Bingin es un pueblo vertical. Conforme bajas el acantilado por innumerables escalones se bifurca el camino dando acceso a los distintos warungs. Todos ellos con vistas directas al mar, por supuesto, y abajo una playa de arena blanca que se cortaba en el momento en el que empezaba la roca, el coral y el agua casi transparente. ¿Es recomendable este pueblo? Sin duda es para mi gusto el mejor lugar donde quedarse en esa zona del Bukit. Está situado al lado de impossibles, si continúas más allá tienes las míticas Padang Padang, Baby Padang y Uluwatu y en la otra dirección te encuentras con Dreamland y un poco más lejos Balangan, es decir, enmedio de las olas más reconocidas de la zona. Además Bingin es tranquilo y más barato que los otros pueblos. El único pero que puedo poner a Bingin es que solo existe un pico en buen swell y se llena.
 
Echamos algunas sesiones en Bingin dentro del agua, con unas condiciones muy muy bajas, charlando con las seis u ocho personas que había a nuestro alrededor y cogiendo algún que otro moquillo que se levantaba cada mucho rato. El agua caliente, como siempre, pero esta vez extremadamente transparente por lo que sientes que el suelo está más cerca de lo que realmente está (en marea alta nos cubría algo por encima del pecho) y cuando te pones de pie causa mucha impresión ver el coral deslizándose bajo tu tabla. Sin embargo, una de las mañanas, viendo mejorar las condiciones, decidimos bajar temprano antes de la salida del sol. Llegamos a la playa a las seis de la madrugada y ya había cuatro personas en el agua. El que se pone de pie va, el que no, que se hubiese levantado antes.

Puede que repita mucho lo impresionante que es el coral. Para explicarlo mejor podéis ver este pequeño vídeo, sacado del resumen de nuestro viaje:


Pero sin duda alguna en Bingin disfrutamos del mejor Nasi/Mie Goreng de todo el viaje. Nos lo cocinaba Made, una joven balinesa muy agradable que servía en el Titu's warung, desde entonces nuestro warung favorito. Pasábamos bastante tiempo hablando con ella y se encargaba de cuidarnos todo lo que dejábamos en tierra antes de pegarnos un chapuzón.

Quizás la sesión que más disfrutamos durante esta etapa fue el día entero que pasamos en Balangan. Balangan es una playa bastante grande, con varios picos a lo largo de toda ella, uno de ellos situado a la derecha de la playa al que, en olas de gran tamaño, se accede a través de la cueva de las rocas. Por la mañana tuvimos unos setenta centímetros de ola y entré pensando que no íbamos a conseguir nada ahí con las tablas que llevábamos. Totalmente equivocado, la ola tiene bastante fuerza, con ese tamaño apenas tienes que remar, es constante y tiene bastante recorrido y lo mejor de todo, éramos 5 personas en toda la playa. Nos hinchamos a coger olitas y a saltar en plancha ya que cubría por debajo del pecho y el coral corta con apenas un roce. Comimos en un warung con piscina con vistas a la playa y volvimos al agua, esta vez con mucha más gente y tamaño. Allí quedamos hasta el anochecer.

No dejamos tampoco pasar la oportunidad de visitar Uluwatu, aunque esta vez me colgué al cuello la cámara para sacar algunas fotos. El tamaño no era muy grande, pero sí se notaba la gran afluencia de australianos en la zona. Y españoles, pero ni son tantos ni surfean como los australianos. La particularidad de Uluwatu es el acceso. Tras bajar por una calle que cruza todo el pueblo en zig zag, hay que meterse en una cueva con una pequeña playa. En nuestra visita las condiciones no eran duras, por lo que el acceso a la ola era bastante sencillo, pero en condiciones grandes hay que acertar con esta playita para salir, si no lo consigues te lleva a la corriente que te vuelve a dejar en el pico, teniendo que repetir todo el proceso.


Uluwatu tiene un local muy famoso a la entrada del pueblo, el Single Fin, con un hotel con una piscina espectacular, y grandes fiestas los jueves y los domingos por la noche, con música en directo y una bintang constante en la mano de cada persona. Melenas rubias australianas en cada esquina atacadas por rubios que les muestran los cortes del coral y centenares de motos aparcadas en la puerta. Una especie de Mallorca australiana.

Por último, pasado Uluwatu se encuentra otro templo sobre los acantilados. En la visita a este templo, menos turístico que Tanah Lot,  es imprescindible vestir un pañuelo largo morado a forma de falda, que los monjes se encargan de colocarte. El templo de Uluwatu está plagado de monos, que por muy simpáticos y graciosos que parezcan no lo son en absoluto.

Los laterales de la bajada principal al templo lo avisan con innumerables restos de sandalias, gafas y sombreros. Todos ellos trofeos de distintos monos que corren a sus anchas por todo el recinto y se reunen a menudo en la plaza dedicada a ellos, con una estatua de un mono en mitad de una piscina.
Son listos, ágiles y cabezotas, arrancan sandalias directamente de los pies, abren carteras, tiran de las botellas que llevas en las manos, sacuden collares, cámaras y bolsos, y si protestas te enseñan los dientes. Los vigilantes lo advierten cada dos por tres, sujeta bien tus pertenencias y guarda tus gafas.
Sin la espectacularidad de los anocheceres de Tanah Lot, Uluwatu tiene el encanto de sus acantilados, muchísimo más altos, que dejan unas vistas como estas: 




Para mí la visita al Bukit fue la parte más impresionante de todo el viaje. Totalmente diferente a la rural Medewi y a la hippie moderna Canggu, la tranquilidad de Bingin y la experiencia con el coral me atrapó. Lástima que el final de viaje estaba cerca, pero aún nos quedaba otra visita por hacer.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Hola Jorge!! He leido tu experiencia por Bali y me ha sido de gran ayuda. Unos amigos y yo estamos pensando en ir a Bali el año que viene, me preguntaba si podrías darme nombres de algunos warungs y hoteles en la zona de Bingin.
Muchas gracias.

Fuiks dijo...

Claro, susie, titus, leggie... De todas formas la mejor opción es ir allí y elegir en el momento el que más os convenza. Teneis hoteles en la parte superior del acantilado y warungs baratos en la parte inferior.

Saludos

Fuiks dijo...
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